La barca de Caronte se la pago yo, para que les cruce el río Aqueronte veloz, como el viento que ellos aprovecharon, violándole, para asesinar la tierra, la vida y el alma del país. Les deseo que, en su camino al infierno, pasen por todos y cada uno de los Círculos del Averno. Primero por el Limbo de los que estarán eternamente deseando el perdón y la salvación sin poder tenerlos nunca. Por su lujuria homicida serán condenados en el Segundo Círculo a ser impelidos por un fuerte viento que los embistirá contra el suelo y las paredes, agitándoles y haciéndoles chocar entre sí sin descanso, del mismo modo que se dejaron llevar por los vientos de su mortífera pasión incendiaria.
Su hambre de destrucción, su gula exterminadora, les llevará a ser batidos por la terrible lluvia de grueso granizo y ensordecidos por los horripilantes ladridos de Cerbero, que les desgarrará con uñas y dientes en el Tercer Círculo del Infierno. Empujarán grandes pesos en el Cuarto, en todas direcciones, chocando los unos con los otros, sin fin, sin descanso. Sus almas iracundas serán encenagadas en la pantanosa laguna Estigia, hundidas en el lodo bajo el agua, golpeándose rabiosas entre ellas y despedazándose a mordiscos, como ocurre en el Quinto Círculo.
Sexto; condenados a yacer en flamígeros sepulcros destapados, justo antes de pasar al anillo interior del Séptimo Círculo donde los violentos contra la naturaleza sufrirán el deambular por el desierto ardiente de arena bajo una lluvia infinita de llamas, que preludia el Octavo Círculo donde serán inmersos en la brea hirviente que se reserva también en el Infierno para los políticos corruptos.
Para los traidores a su país se reserva el Noveno Círculo que les congelará en el lago de hielo Cocito, donde se les incrustará a profundidades cada vez mayores. Ahí permanecerán, junto a Satanás, en la zona central de hielo, condenados a ver eternamente las tres caras de la espantosa bestia, una roja, una negra y otra de color amarillo, como el fuego con el que quemaron el corazón y el alma de la tierra bendita y consumieron las vidas preciadas.
No les deseo más que esto y que les encuentren y sean puestos en manos de la Justicia que les imponga el precio penal que les corresponda, que nunca será suficiente.