El Concello de Vigo ha comprado una partida de 400 kilos de pienso para repartir en comederos por los montes de la ciudad. El objetivo es dar sustento a los animales que están en peligro y que se han visto afectados por la ola de incendios.
«Sabemos que gran parte de la fauna, en especial las aves, se han desplazado a otras zonas en busca de alimento, por lo que queremos aportar piensos de calidad que aporten nutrientes esenciales para su supervivencia», señala Chus Lago, concejal de Medio Ambiente.
Durante toda la jornada del sábado, un centenar de voluntarios de los programas municipales y de las comunidades de montes se afanaron en distribuir un total de 17 toneladas de paja por los bosques vigueses, sobre todo en laderas y zonas con gran pendiente que han acabado arrasadas por el fuego.
El peligro ahora es que se registren fuertes lluvias y que el arrastre del agua cause mayores daños en las ya de por sí tierras afectadas por la desaparición de la masa forestal y el suelo. Uno de los primeros lugares en el que se ha hecho un esfuerzo es en el Monte Alba y el Cepudo, los dos «picos» de Vigo, donde las llamas han dejado un panorama desolador.
Durante los trabajos se tiene especial cuidado en repartir uniformemente la paja para conseguir que la tierra se compacte y resista un aguacero. En la jornada del sábado también fueron hallados numerosos animales muertos, ejemplo de la destrucción que provocó el fuego en los montes.
Concello y comunidades de montes acordaron el jueves la distribución de paja de forma inmediata y se procedió a la compra de 17 toneladas desde la Concejalía de Medio Ambiente.
Alcalde y presidentes de las comunidades insistieron en que son los técnicos los que deben ahora trabajar y estudiar la forma de recuperar la masa forestal perdida, por lo que la presencia de otras personas en la zona puede empeorar la situación. Además, puede ser peligroso, puesto que existen numerosas zonas con agujeros.
«Que nadie se preocupe, contaremos con todo el mundo, pero ahora no es el momento, tenemos que tener mucho cuidado porque si provocamos un aluvión de personas en los montes podemos provocar el efecto contrario al que deseamos», explica Chus Lago.
Los primeros cálculos apuntan a que ardió entre el 80 y el 90 por ciento de la masa forestal del Alba, el Monte dos Pozos, Fragoselo, Chandebrito, Matamá y San Andrés de Comesaña, incluidas varias iniciativas de reforestación con especies autóctonas. Por fortuna, el fuego no alcanzó otra parte muy importante del cinturón verde de Vigo, las zonas de Cabral y Zamáns. Tampoco llegó prácticamente hasta Saiáns y San Miguel de Oia, donde los vientos del sur ayudaron a llevarse el fuego en dirección contraria.