El puerto, con su actividad incesante en productos pesqueros y en mercancías de todo tipo, genera numerosos tráficos de larga distancia, además de los pequeños barcos que surcan la ría de una a otra orilla y de los barcos de recreo. Cada uno de los barcos de la fotografía lleva un rumbo diferente: el más grande va rumbo al mar abierto con las bodegas repletas de vehículos construidos en la factoría de Citroën; el velero, por su parte, se dirige ría adentro aprovechando los vientos favorables; finalmente, el pequeño barco de pesca va rumbo al puerto pesquero para proceder a la descarga. Cada uno de ellos navega con una misión diferente, pero forman parte de un conjunto cuyas actividades se complementa para dar vida a una ría de gran belleza y cargada de historia.