La mujer es la que siempre sale peor parada y lo termina pagando con su propia vida. De nada sirven manifestaciones, declaraciones, campañas en medios de comunicación… Los maltratadores no leen, ni escuchan ni ven. Ellos siguen existiendo y cometiendo sus abusos y sus crímenes y la ley no consigue doblegarlos antes de cometer sus crímenes. La solución más efectiva, ya lo hemos dicho en otras ocasiones y debemos insistir, está en la educación de los más pequeños, en la formación a una edad temprana. No basta con sermones en plena edad del pavo, cuando muchos jóvenes no quieren oír, cuando algunos parámetros de la medida del amor pueden estar confundidos y se interpretan los celos y el control personal como una muestra de amor, hasta que luego comienzan a surgir las incomodidades, los enfrentamientos y, desgraciadamente, en ocasiones, el triste desenlace. Los más pequeños son los más receptivos, con una edad en la que todavía se puede inculcar una igualdad y un respeto que luego perdurará.