Pero el termómetro no miente: seis grados en el centro de la ciudad de Vigo. Nada menos que seis grados en una ciudad costera con la presencia del mar como elemento de equilibrio térmico. Es una temperatura realmente fría. De seguir bajando las temperaturas incluso podría nevar, como ocurrió hace algunas décadas, tiñiendo de blanco el paisaje de un entorno que habitualmente es verde. Son días de frío.