Las baldosas se encuentran a la entrada de la Rúa do Príncipe, en la confluencia con la Porta do Sol, en la ciudad de Vigo, justo en el corazón de la urbe más grande e industrial de Galicia, en las proximidades de la calle que la ciudad le ha dedicado y por donde el poeta solía pasear con las manos a la espalda y con su discreción acostumbrada buscando la inspiración. Carlos Oroza era natural de la población de Viveiro y a edad temprana se fue a vivir a Madrid, hasta que años más tarde, luego de curiosas aventuras en las que se incluye su participación en alguna película, de reconocimientos nacionales e internacionales, y también de polémicas, en la última etapa de su vida decidió afincarse en la ciudad de Vigo. En la fotografía se observa el claro deterioro de las baldosas, que necesitan un inminente arreglo.