Se trata de un conjunto de callejuelas y casas antiguas que han podido sobrevivir a un crecimiento incontrolado del urbanismo en unos tiempos pasados en los que todo estaba permitido, unos tiempos en los que la más industrial y mayor urbe de Galicia ha estado creciendo de espaldas a la ría que lleva su nombre, con edificios que siguen tapando la vista y que afean el perfil, con diseños arquitectónicos horrorosos que contrastan con otros de espléndida factura y que, milagrosamente, han podido salvarse de la especulación de los años sesenta y setenta del pasado siglo XX. Precisamente, esa casa que destaca a la izquierda de la fotografía es un edificio de altura desmesurada que destaca en la zona alta del Casco Vello de Vigo, en una zona en la que no es precisa la altura para poder disfrutar de unas vistas singulares sobre la ría y el casco urbano, una zona que estuvo degradada durante años y que ya ha comenzado a despuntar como uno de los lugares con mayor futuro de la ciudad.