Según relató el propio colegiado, el vigués Alló Casal, perteneciente a la delegación olívica del Comité Técnico Gallego de Árbitros, el progenitor de uno de los jugadores del Erizana B accedió a su vestuario reprochándole su arbitraje –a pesar de que el encuentro no había sido bronco y sólo se habían mostrado dos tarjetas amarillas, ambas al equipo de Baiona- y le dio un cabezazo en la nariz, que obligó a que el trencilla tuviera que recibir asistencia médica.
El árbitro registró lo sucedido y la Real Federación Galega de Fútbol tomará una decisión al respecto en las próximas horas, al margen de las denuncias que pueda tramitar la policía. Además, el equipo baionés ha anunciado que tomará medidas al respecto. El Erizana mostró su apoyo al colegiado y expresó su “más contundente repulsa a cualquier muestra de violencia y falta de respeto a los árbitros”.
Asimismo, desde el club han querido dejar claro que trabajan “duro” para “enseñar a los chicos los valores de respeto, compañerismo y deportividad” y no defienden “ninguna acutación contraria a estos principios”. “Adoptaremos todas las medidas a nuestro alcance para evitar que el nombre del Erizana y de Baiona, se puedan ver perjudicados por actuaciones individuales que en nada representan a este club y a este pueblo”, finalizan.
Disculpas y arrepentimiento del padre
Al día siguiente de producirse los hechos el club también reprodujo una carta enviada por el presunto agresor, en la que expresa su arrepentimiento.
“Como parte implicada en los hechos acontecidos, quiero manifestar mi más profundo arrepentimiento por mi actitud y pedir desde aquí disculpas al árbitro. Hice algo que nunca debí haber hecho. No es mi forma de actuar ni la imagen que un padre debe dar a sus hijos. Mis más sinceras disculpas al árbitro, a los niños y al club al que pertenezco”, recoge el texto.