El punto de vista de la fotografía corresponde al monte de A Guía, y desde esa inmejorable atalaya se observa el edificio del Hotel Bahía y las torres de la Colegiata a la izquierda. También se observa el edificio del Club Náutico y el edificio de la piscina, a la derecha, que entonces estaban rodeados por el agua y abiertos directamente a la ría. A lo lejos, los muelles del puerto pesquero y mucho más al fondo, casi imperceptible, Bouzas. Todo ha cambiado de modo notable.
Algunas modificaciones realizas posteriormente, como la construcción de pantalanes de atraque para el puerto deportivo, quizá hayan sido inevitables. E incluso las ampliaciones de las lineas de atraque para barcos de carga y de pesca. Sin embargo, cabe preguntarse qué necesidad había de realizar edificaciones monstruosas como las de la Praza da Estrela, otras similares frente al Hotel Bahía, y el edificio de A Laxe. Todas ellas, en mayor o menor medida, tapan la visión del mar desde la parte baja de la ciudad. Y nadie se ha inmutado por tales cambios que difícilmente se pueden justificar. Ahora ya es inevitable volver atrás, pero sirva esta fotografía como reflexión para evitar actuaciones futuras que deterioren un patrimonio que es, en realidad, de toda la ciudadanía viguesa, y no de unos cuantos iluminados.