Concretamente, Vigo salda sus pagos exactamente en dos semanas, una cifra muy inferior a la media de 95 días de las administraciones locales, las que más se hacen de rogar y que, por si fuera poco, a cierre de mayo de 2018 incrementaron la demora con respecto al mismo periodo del año anterior.
Nada tiene que ver el caso de la ciudad olívica con el de Jaén, el que peor trata a sus colaboradores autónomos, a los que tarde 589 días en pagar. Además, la posición de privilegio que ocupa Vigo no parece peligrar, ya que la segunda clasificada en este particular ranking es Cáceres con 22 días. Ninguna otra ciudad gallega se encuentra entre las diez primeras.
Sí hay más paridad dentro de la comunidad en lo que respecta a las diputaciones. Aquí la de Pontevedra es la más cumplidora al ajustar cuenta en 17 días, tres menos que la de A Coruña, que es la segunda mejor en este aspecto junto a Palencia.
En líneas generales, las diputaciones españolas cumplen la ley de morosidad al pagar antes de los dos meses estipulados, pero algunas como Salamanca o Valencia se extienden por encima ese plazo. La peor de todas es Cádiz, con 114 días de retraso.