La solución proyectada consistió en la instalación de 100 metros lineales de barreras dinámicas, separadas en dos tramos y con una capacidad de absorción de energía de 500 kilojulios. Dichas barreras metálicas tienen una altura máxima de tres metros, con postes cada 10 metros.
El director general de Desarrollo Rural, Miguel Pérez Dubois, que visitó este jueves la zona, destacó la medida como la más viable desde el punto de vista técnico, “capaz de conjugar la protección del castro y preservar las edificaciones de la zona de posibles desprendimientos”.
Los trabajos arrancaron en la primera semana de junio, toda vez que se obtuvieron las autorizaciones necesarias para la intervención, correspondientes a las posibles afecciones a elementos patrimoniales en el perímetro.
Tras varias visitas técnicas a la zona, y una vez recopilados los datos básicos de topografía, geología, geotécnica, sísmica y meteorología, no se encontró ningún indicador que alertara de la existencia de zonas inestables. Con todo, el estudio llevado a cabo por la Universidad de Vigo propuso una serie de actuaciones que son las que finalmente se llevaron a cabo.