Este 25 de julio el Celta dio su visto bueno a las salidas del central catalán por 5,4 millones y del lateral de Matamá por unos 7 millones. Números que se pueden ver incrementados si se dan ciertas situaciones. El Sevilla tendrá que pagar un millón más por Gómez si se cumplen una serie de objetivos que no han trascendido. Además, si vende al jugador en un futuro, el Celta se quedará el 10 por ciento de esa operación. Mientras, los variables de Jonny rondan los cuatro millones de euros y se ha sabido que dos de ellos son de fácil cumplimiento.
Además, en las últimas semanas la entidad olívica se ha asegurado 10 millones por Borja Iglesias, más de 6 millones por Wass, 1,6 por el Tucu y 1,5 por Bongonda. A esto hay que añadir los cuatro millones de Guidetti y las pequeñas cifras que aportan a las arcas celestes las ventas de Álvaro Lemos y Drazic, cuyo montante no ha trascendido aunque sí se conoce que han sido de pequeña índole.
Hay que tener en cuenta además que el club tiene que seguir soltando ‘lastre’. Se prevé que Fontàs tampoco siga en el equipo y aunque Radoja ha reconducido su ampliación de contrato nada es descartable. Habrá que ver qué sucede también con otros efectivos del primer equipo como Borja Fernández, que acaba contrato en junio de 2019. No obstante, no parece que el Celta vaya a sacar mucha más rentabilidad de ello.
Así, el club vigués se encuentra en una buena posición para afrontar lo que queda de mercado. En principio sólo queda un refuerzo por concretar, aunque no se descarta que puedan llegar dos incorporaciones más en función de lo satisfecho que quede Antonio Mohamed con el nivel de la plantilla.
La contratación que parece inexcusable para la dirección deportiva céltica es la de un centrocampista de creación, que podría ser el danés Mathias Jensen, por el que pugna desde hace tiempo el conjunto olívico.