El pasado jueves, el Consejo Superior de Deportes y la Liga celebraron una reunión para acabar con la violencia en el fútbol. Los incidentes entre los ultras del Atlético de Madrid y los del Deportivo de La Coruña en los alrededores del Vicente Calderón, que terminaron con la muerte de un miembro de los Riazor Blues, han acelerado la creación de nuevas medidas para luchar contra la violencia no solo física, sino también verbal, en el fútbol nacional. A partir de ahora los gritos intolerantes y los insultos proferidos dentro de los estadios serán sancionables. En declaraciones a la Cadena Ser, Javier Tebas confirmó que a partir del próximo quince de diciembre entrarán en vigor una serie de reformas en los estatutos con las que se contemplará incluso el cierre de gradas concretas. También nacerá la figura del comisario de la Liga, un oficial de seguridad que reflejará en un informe tras cada partido los insultos y actitudes intolerantes, y también si han procedido de un grupo muy reducido de personas o de un grupo más numeroso. La vara de medir a la hora de sancionar serán los insultos graves y la intolerancia. Tebas pone como ejemplos gritos del tipo: «puta España», «puta Cataluña», «hijo de puta» o «subnormal».
Desde Vigo, el celtismo se pregunta cómo afectarán todas estas iniciativas a la vida cotidiana en Balaídos. También si se perseguirá a los Celtarras, el sector más radical de la hinchada, o si a partir de ahora se sancionarán ciertos cánticos que forman parte del repertorio habitual de un sector importante de la afición. El Celta emitió un comunicado oficial en el que alerta sobre la «inminente entrada en vigor de una normativa específica contra la violencia física y verbal» en el fútbol. El club confirmó que «actuará con rigor para evitar cualquier comportamiento que cause perjuicio» a la institución y por último agradece el comportamiento de una afición que califica como «modélica» y pidió la colaboración del celtismo para evitar cualquier tipo de sanción. Sin embargo, Balaídos fue uno de los últimos escenarios en los que se produjo lo que Javier Tebas denomina como intolerancia. Durante el minuto de silencio previo al Celta-Eibar en honor a la policía fallecida en un tiroteo a las puertas de una sucursal bancaria en O Calvario un grupo de aficionados rompió la calma. Con la entrada en vigor de la nueva normativa de la LFP, ese acto hubiese implicado el cierre de la grada desde la cual procedieron los gritos.
Pero exceptuando ese caso de intolerancia, ¿qué pasa con el resto de cánticos e insultos que se acostumbra a escuchar en Balaídos?. En referencia a esto, Luis Enrique, técnico del Barcelona y ex del Celta, declaró que estas medidas le parecen «utópicas» aunque él se posicione a favor. «Todo lo que sea antiviolencia, bienvenido sea, aunque si echamos a los que insultan nos vamos quedar solos. No sé dónde pondremos la línea, se insulta en todos los campos de España», señaló el asturiano el pasado domingo.
En el caso de Balaídos, la Liga tendrá que poner el foco en todos los cánticos derivados de la rivalidad histórica con el Deportivo de La Coruña. Según el baremo de Tebas, un clásico como el «puta Coruña, puta Riazor» ha de desaparecer del repertorio. Al igual que otros tan conocidos como el «deportivistas fillos da putana», el «salta, salta, salta pequeño canguro» o las menciones a las actividades que puedan tener lugar en «la casa de Lendoiro». Sin embargo, los que sí que pasarán el corte son el «y solo hay un Deportivo, el Deportivo Alavés», o la última incorporación de influencia albiceleste: «Coruña decime qué se siente». También habrá que tener especial cuidado en mentar a la madre del árbitro durante los noventa minutos o hablar en sentido peyorativo de la nacionalidad española de los porteros visitantes cuando se dispongan a sacar de puerta. Por último y retomando uno de los ejemplos del presidente de la LFP, tampoco se podrá insultar a ningún jugador, ya sea de forma racista, homófoba o llamando «subnormal» a algún rival como sucedió en el Santiago Bernabéu con Messi. El celtismo puede estar tranquilo en este sentido porque el que ha sido blanco de este tipo de ofensas en las últimas temporadas, el ex deportivista Riki, ahora en las filas del Granada, no volverá a Balaídos hasta la temporada que viene. Por lo tanto, y para no correr riesgos, lo mejor será cantar letras positivas. Habrá que corear al Celta, dar palmas y hacer la ola pero sobre todo, llevar al equipo en volandas para que al final de cada partido todo Balaídos entone el «Miudiño» y la «Rianxeira».