El término líquido fue empleado por primera vez por el prestigioso sociólogo Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el año 2010, quien acuñó un concepto que con el paso de los años ha resultado ser predictivo.
Este prestigioso sociólogo habló por primera vez en el año 1999 de “modernidad líquida” para aludir a los cambios sociales incesantes, que conducirían a la crisis financiera internacional. Los estados, los mercados, el comercio internacional, las instituciones, las empresas, las profesiones, el empleo o el trabajo han dejado definitivamente de constituir una realidad sólida.
Una de las primeras consecuencias ha sido que el crecimiento económico ya no guarda relación directa con la creación de empleo, es decir, el empleo sólido se ha convertido en un bien escaso, mientras que el empleo líquido, inestable, cambiante e imprevisible es un bien en alza. Cada dia hay más ofertas de empleo en estas condiciones.
La libertad individual es una obligación forzosa y la carrera profesional la se tiene que diseñar individualmente, con periodos de actividad así como de inactividad.
El talento, si no pasa por etapas de invención y reinvención, estará condenado al fracaso. Impera la creatividad y flexibilidad.