El solo hecho de estar más tiempo fuera de casa, hace que el bolsillo se resienta más, pero muchas veces, este gasto extra es demasiado grande para hacerlo utilizando sólo nuestro sueldo y nos aparece la opción de pedir un préstamo. Pero, ¿Cómo saber si te puedes permitir pedir uno?
Según Matchbanker, los préstamos sin nómina pueden ser una buena opción. Además, un aspecto importante para decidirse es el factor de “tener ingresos fijos”. No estamos hablando solamente de una nómina, también podemos incluir una beca, una pensión, la facturación que tengas como autónomo o cualquier otro ingreso. Por ello, si no tienes un ingreso fijo, probablemente no será una buena idea endeudarte.
Otro factor a tener en cuenta es comprobar cómo va a afectar a tu situación actual el retorno del préstamo. Para saberlo, debes saber la cantidad de dinero que recibes mensualmente y los gastos fijos que tienes. Generalmente, las entidades financieras consideran que el dinero que debes destinar al retorno del préstamo no debe ser superior al 25% o 30% de tus ingresos. Incluso si cumples con esta condición, debes estudiar si con los gastos fijos mensuales puedes añadir además la cuota mensual del préstamo. Puede ser que el retorno del préstamo te suponga un 10% pero, si ya tienes el 95% de tus ingresos destinados a gastos fijos, simplemente no podrás hacer frente a la devolución del préstamo.
También debes tener en cuenta para qué vas a usar el dinero. No es lo mismo pedir un préstamo para comprarte un capricho como una televisión más grande o un viaje, que pagarte un master o algo que necesites para mejorar tu situación laboral. Pero si decides ir adelante con el préstamo para comprarte un capricho, deberías hacer un pacto contigo mismo: “si me voy ahora de viaje, dejaré de ir al cine todos los findes de semana”. El hecho de sustituir un gasto por otro puede significar que, con lo que economizas eliminando uno, puedes ahorrar y devolver el préstamo. En el caso de hacerlo, debes tenerlo en cuenta a la hora de calcular los ingresos y los gastos.
En algunas ocasiones, la cuestión no es el de pedir el préstamo sino cuánto dinero necesitas. Alomejor puedes plantearte pedir un préstamo que no cubra la totalidad del gasto. De hecho, puedes pagar una parte con el dinero del préstamo y otra parte con tu dinero, reduciendo así la cantidad a devolver y los intereses.
¿Tienes pagas extras? Si recibes una en Navidad, podrías pedir un préstamo y devolverlo en cuanto cobres la paga. De la misma manera, si tienes “gastos extras” como por ejemplo los regalos de navidad, debes tenerlo en cuenta ya que son meses complicados. Por ello es recomendable diseñar un plan de actuación, por si acaso hay complicaciones.
En resumen, a la hora de pedir un préstamo, haz cuentas para saber si puedes pagarlo y cómo el hacerlo va a afectar a tu economía. No tomes esta decisión a la ligera pues la experiencia dice que podemos llevarnos una desagradable sorpresa.