Se trata de una vivienda unifamiliar que ha quedado embutida entre grandes edificios en una de las principales calles de la ciudad de Vigo. No es un caso único, pero sirve de ejemplo de una situación que padecemos y que se remonta a muchos años atrás, en aquella época del crecimiento incontrolado de finales del pasaso siglo XX, cuando todo valía. Otro buen ejemplo también es el mirador del Paseo de Alfonso XII, cuyas vistas han quedado tapadas en parte por las obras de bajo cubierta llevadas hace no tantos años en algunas viviendas de la Rúa Poboadores. Está claro que una cosa es lo que dicen las normas en el papel y otra, muy diferente, las realidades que luego se constatan a pie de calle. Cabe preguntarse en qué han quedado las responsabilidades de quienes han permitido todos esos absurdos, porque las personas que han firmado esos permisos tienen nombre y apellidos.