‘Auto de los inocentes’ no es una obra original, aunque tres cuartas partes del texto sean de nueva creación. Tampoco es exactamente una adaptación, pese a que incluya el Auto de los Reyes Magos, tres piezas del Romancero viejo y sendos fragmentos del Auto de La vida es sueño, de Calderón y del Auto del Hospital de los locos, de Valdivielso. «Es un encuentro de dos tiempos por medio del teatro: el presente trágico de los refugiados (exiliados, desclasados, marginados, víctimas de una violencia que no se sacia), y el carácter ejemplar, aleccionador, a veces sanador y tal vez ilusionante, de las creaciones artísticas», en palabras de Pedro Víllora.
Se trata de una obra contemporánea que se sustenta en el amor por la literatura y el arte del pasado y, sobre todo, en el convencimiento de que todo teatro es siempre contemporáneo en tanto que se hace en presente para un espectador vivo. De la misma manera que los personajes acuden a los textos clásicos para entender el horror del que huyen, también los espectadores hacemos lecturas actuales.
Cuenta la historia de una familia siria compuesta por un padre y sus tres hijos, quienes han perdido a la madre en la travesía por el Mediterráneo. Al llegar al campo de refugiados, un problema burocrático plantea la posible separación de los miembros, dado que la nacionalidad de alguno de ellos no está clara.
No cabe situar ‘Auto de los inocentes’ en la historia del teatro clásico puesto que es una pieza contemporánea. Sin embargo, por ello mismo se utiliza la obra más antigua del teatro español, el Auto de los Reyes Magos. Es una manera de mostrar a las claras la voluntad de diálogo con el pasado, con los orígenes, máxime al tratarse de un texto que nace de la esperanza en un salvador y concluye con la irritación del poderoso, a raíz de lo que se producirá la matanza de los inocentes.
Si hay un mensaje es la apuesta por una concepción humanista de las relaciones entre personas más allá de grupos, naciones y fronteras. No podemos resignarnos, sino decidirnos a actuar para reconvertir el mal en bien, la mezquindad en solidaridad.
Las entradas, disponibles desde 15 euros, ya se pueden adquirir a través de internet.