Colocar sobre los hospitales del Servizo Galego de Saúde carteles que pongan Hospital Público es tan absurdo como lo dicho o como instalar en los edificios administrativos de la Xunta de Galicia otro cartel que indique Administración Pública. Redundante, innecesario y –teniendo en cuenta su coste- irritante.
Medio millón de euros se gastará la Xunta en la instalación de los rótulos sobre los hospitales públicos del Sergas, que tendrán además luces led, las favoritas de Caballero, que se debe estar partiendo de risa pensando que, finalmente, alguna duda tendrá el Presidente Feijóo de que el Hospital Álvaro Cunqueiro sea público, cuando tiene necesidad de hacer dicha referencia explícita. Una más de las nueve millones de razones que avalan la gestión del regidor vigués, que no ha necesitado poner rótulo alguno en el parking municipal, público y gratuito que ha construido junto al hospital, al que se dirigen raudos en primera instancia la mayoría de usuarios.
Lo público no es necesario anunciarlo ni rotularlo más allá de la propia denominación institucional. Sería ridículo poner un cartel sobre cada una de las entidades públicas u órganos estatutarios: Parlamento Público de Galicia, Tribunal Público Superior de Xustiza de Galicia, Centro de Salud Público, Centro Socio-Comunitario Público, Oficina Pública de Empleo, Agencia Tributaria Pública, Piscina Pública Municipal o Concello Público. Bien es cierto que hay hospitales privados, pero ya se ocupan ellos de anunciarse con cargo a sus recursos presupuestarios propios, invirtiendo para ello sus beneficios.
Hoy en día es común el uso y abuso de la publicidad en los medios por los Gobiernos con intereses partidistas, que hacen anuncios elaborados y caros en relación con las actuaciones que tienen el deber de ejecutar como gestores de lo público. Mejorar la educación y la sanidad, luchar contra el desempleo, invertir en infraestructuras, o cuidar del bienestar social de los ciudadanos son obligaciones que se deben asumir sin necesidad de cerrar cada logro debido con un “Gobierno de España” o “Xunta de Galicia”. Tampoco queda muy lejos el tiempo en que en el ejercicio del poder ejecutivo y para resaltar los éxitos de cada uno se distinguía en la propia Xunta entre “Presidencia” y “Vicepresidencia”; o en Vigo entre “Alcaldía” y “Tenencia de Alcaldía”, en función de quién hubiera colocado el banquito o financiado el festejo popular.
Seguro que la Xunta de Galicia podría invertir esos 500.000 euros en actuaciones más útiles y necesarias, ahorrando también así los gastos que conllevaría el mantenimiento de las quince grandes letras de cada hospital. A lo mejor un aparato de resonancia magnética o la financiación de cualquier otra nueva tecnología sanitaria sería una buena idea pública, con mayores beneficios que un superfluo gran cartel analógico.