Durante la mañana las tropas napoleónicas ultimaron por las calles de la ciudad sus horas en Vigo. Los desfiles y las actuaciones alrededor de mercado animaron una jornada que en su programa preparó demostraciones de los oficios artesanales de la época, juegos populares, música a cargo de ‘pandereteiros’ y ‘gaiteiros’, baile tradicional o un orfeón marinero.
Poco más de dos horas duró el combate entre la milicia local y los soldados de Napoleón en la Porta de Gamboa, la más débil de la muralla.
El primero en caer fue Carolo un marinero que murió víctima del fuego enemigo mientras reventaba a hachazos la madera de la puerta. Su hacha fue recogida por Cachamuiña, quien dirigió la batalla hasta la victoria. Poco después, el ejército invasor cruzaba el arco del portón de A Laxe para abandonar por mar y para siempre Vigo.