Para tal fin se montó una carpa donde sirvieron aperitivos y se pronunciaron discursos, luego de descubrir una placa de latón colocada sobre un atril de piedra, en la que se mencionaba el acontecimiento. Pero hace mucho tiempo que de aquello sólo queda el atril, tal como puede observarse en la fotografía. El atril sin la placa. Seguramente porque fue robada y, por supuesto, nunca repuesta. De aquello sólo queda el recuerdo y el bloque de piedra.