Pasar página y aprender de los errores. Eso es lo que deberá hacer Carlos Mouriño y todo su organigrama a partir de este domingo para evitar otra lamentable campaña como la que cerró este 18 de mayo en Balaídos frente al Rayo Vallecano.
El conjunto vigués refrendó su continuidad en la máxima categoría con otro partido nefasto en el que quedaron en evidencia los defectos que lo han lastrado durante todo el año. Por fortuna, no hacía falta dar más en este último choque y Aspas apareció de nuevo.
Y es que la carambola era complicada, muy complicada, pero no imposible, sobre todo en un deporte como el fútbol en el que se suelen dan resultados inexplicables. Caer goleado ante el Rayo ya descendido era extraño y que el Girona también marcase varios goles en Mendizorroza ante el Alavés tampoco se preveía nada sencillo.
Enchufados al partido, los jugadores de Escribá saltaron al campo decididos a marcar cuanto antes un gol que dejase todo liquidado. Con la línea defensiva y el centro del campo habitual, Boufal se quedó en el banquillo y Boudebouz se situó en banda izquierda.
Las intenciones de Aspas quedaron claras en el arranque. El moañés “mordió” desde el principio a los centrales. Y es que el Rayo Vallecano también dejó en evidencia que no vino a Vigo de paseo y puso intensidad, a veces excesiva, en cada cruce.
Las llegadas fueron del Celta, pero el primer gol fue para los madrileños. Un penalti ingenuo de Boudebouz permitió a Embarba marcar desde los once metros y generar los primeros nervios en Balaídos. Otro posible penalti, esta vez no pitado sobre Maxi, provocó las quejas de Escribá y su expulsión.
El equipo vigués ya era un manojo de nervios y antes de que acabase la primera parte se desesperó con otra jugada en la que el VAR paró el tiempo durante casi cinco minutos por otro supuesto penalti a favor del Celta que no se señaló.
Las buenas noticias llegaban desde el otro estadio en el que se disputó la permanencia, puesto que el Alavés marcó para hacer más difícil la proeza del Girona. Lejos de tranquilizarse, los vigueses no fueron capaces de marcar el ritmo que le interesaba al partido y estuvo muchos minutos a merced del Rayo. Solo la entrada de Boufal cambió el ritmo del encuentro. Sus desbordes por la izquierda permitieron generar vías de agua en la defensa vallecana.
El último tramo del choque fue como el despertar. Atronaron los silbidos, muy merecidos para todo el plantel y la directiva, no solo para Brais Méndez, que fue el que se llevó la peor parte.
Hubo tiempo para maquillar el resultado y para que Iago Aspas coronase su gran temporada con otros dos goles en su tercer Trofeo Zarra consecutivo.
Celta: Rubén Blanco; Mallo, Cabral, Araújo, Olaza; Okay, Lobotka (min. 83, Sisto), Brais (min. 74, Jozabed), Boudebouz (min. 59, Boufal); Aspas y Maxi Gómez.
Rayo Vallecano: Dimistriveski; Advíncula, Catena, Velázquez, Akieme; Embarba (min. 89, Javi Guerra), Uche (min. 55, Mario Suárez), Medrán, Álvaro (min. 79, Bebé); Pozo y Raúl de Tomás.
Goles: 0-1, min. 28: Embarba de penalti cometido por Boudebouz; 0-2, min. 71: Medrán, de disparo desde fuera del área. 1-2, min. 81: Iago Aspas, de penalti por mano. 2-2, min. 91: Aspas remata a gol a centro de Olaza.
Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Expulsó a Escribá y mostró tarjetas amarillas a Uche, Álvaro y Dimistriveski.
Incidencias: Partido correspondiente a la última jornada de Primera División disputado en el estadio de Balaídos.