Los foráneos que visitan la ciudad de Vigo se sienten embelesados con esa vista a la que nosotros estamos tan acostumbrados y que, a veces, no valoramos en su justa medida. Alguien abandonó esa silla tras la valla seguramente para hacer el chiste o para descansar un rato observando el paisaje, y luego ya se quedó ahí por si alguien más también se anima, hasta que el servicio de basuras decida llevársela. Y esa vista de la fotografía, en concreto, la que se ve desde la silla, algún día será mucho más atractiva cuando el proyecto de La Panificadora se convierta en un hecho tangible, aunque eso es algo que de momento nadie puede precisar.