A la llegada de la patrulla, la puerta de la vivienda estaba abierta, permitiendo la entrada de los agentes. Dentro se encontraba el propietario del inmueble, que relató que la joven le había agredido en un arrebato y había destrozado todo lo que había encontrado a su alcance. Los efectivos desplazados vieron que todo estaba revuelto, con multitud de artículos de decoración por el suelo, muchos de ellos rotos por todas las estancias de la vivienda, y comprobaron además que el hombre tenía un ojo amoratado y un corte en la mano derecha.
El individuo informó de que era el padre de la chica y que cuando ésta se encontraba descansando en el sofá, ella le exigió que le hiciese la cena. Sin embargo, él le pidió que esperase un poco, momento en el que su hija entró en cólera y comenzó a tirar todo lo que se encontraba a su alcance. También precisó que las lesiones en la cara y en la mano se las había causado ella el día anterior.
Los agentes se entrevistaron con la menor, que se encontraba muy nerviosa y poco colaborativa. Al preguntarle por lo sucedido, empezó a violentarse, por lo que intentaron tranquilizarla. Con todo, la adolescente increpaba a los actuantes y tuvo que ser reducida debido a su estado de ansiedad.
Tras ello, se solicitó asistencia medicalizada y después de una primera valoración la doctora ordenó su traslado al departamento de Psiquiatría del hospital Álvaro Cunqueiro, donde quedó ingresada a la espera de valoración médica. Uno de los agentes tuvo que ir en el interior de la ambulancia debido al estado de la joven.
La madre se presentó en el lugar poco después y fue informada de lo sucedido. La menor quedó a la espera del resultado de la valoración psiquiátrica para la adopción de medidas.