El desdoblamiento de la vía ha sido complicado por la presencia de túneles y viaductos pero ha salido adelante para intentar evitar la habitual imagen de retenciones kilométricas y, lo que es peor, para resolver la siniestralidad que se daba en el antiguo Corredor do Morrazo.
La reconversión de vía rápida en autovía ha sido posible gracias a una inversión de casi 56 millones de euros. Son 11 kilómetros de infraestructura que requirieron de muchos estudios técnicos ante las dificultades existentes para aumentar su capacidad.
Durante el acto de puesta en servicio del tercer tramo, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se refirió la obra como un ejemplo de diálogo y de entendimiento en la búsqueda de la mejor ejecución de una inversión pública. “Y queremos seguir haciendo país con el compromiso de que las autopistas con peaje sigan siendo las más baratas de España y, por eso, solicitamos al Gobierno central una rebaja de los peajes de la AP-9 para las personas que hacen ida y vuelta en el día”, añadió.
Falso túnel en Cangas
El presidente del Ejecutivo autonómico subrayó además que la Xunta culminará la puesta en valor del Castro de Montealegre, mediante un nuevo proyecto de excavación que desarrollará el departamento de Patrimonio Cultural.
Asimismo, también se desarrollará una nueva solución singular articulada por la Axencia Galega de Infraestruturas para garantizar la estabilización del problemático talud del ramal de Cangas de esta autovía, que consistirá en la ejecución de un falso túnel para evitar nuevos desprendimientos.