Se trata exactamente de 1,1 millones de euros que la oposición pidió aprovechar para que grupos de la ciudad actuasen en Castrelos y bandas locales llenasen de música los barrios, recordando que recientemente se ha abierto en internet una recogida de firmas para que Castrelos acoja conciertos con acento vigués.
No obstante, la propuesta no pasa por los planes del Gobierno local. Abel Caballero incluso bromeó con ello durante la sesión plenaria. “Yo salgo más barato”, comentó desde la Presidencia cuando la oposición hacía uso de la palabra para volver a reclamar –ya se solicitó el año pasado- que grupos vigueses hagan de teloneros en Castrelos en lugar de hacerlo el alcalde. Así pues, la petición popular -y de los tres partidos de la oposición (PP, Marea de Vigo y BNG)- tendrá que esperar al menos otro verano más.
Pero ese no fue el único punto de fricción en una sesión dedicada íntegramente a la música. El portavoz de Marea, Rubén Pérez, denunció que todos los artistas y bandas que tocarán en Castrelos sean gestionados únicamente por dos promotoras, Sweet Nocturna y Esmerarte –la primera de ellas también sirvió los de Carnaval-. Una afirmación que se encontró con la reacción airada de la anterior concejala de Festas, Ana Laura Iglesias, encargada de confeccionar el cartel.
La edil socialista pisó la intervención de Pérez asegurando que eran siete, y no dos, las promotoras contratadas. “Siete promotoras, siete”, repitió mientras levantaba el mismo número de dedos con las manos.
El representante de Marea, además, puso sobre la mesa la posibilidad de abrir un concurso público para “buscar algún criterio” a la hora de seleccionar a los grupos, lo que recibió la respuesta del concejal de Hacienda, Jaime Aneiros, que defendió que en el cartel hay estilos “para todos los gustos”.
Pérez, igualmente, recordó que los conciertos de 30 Seconds To Mars, Xoel López, Vetusta Morla y Furious Monkey House aún no han sido aprobados oficialmente. Todo esto provocó también las críticas del PP, cuyo portavoz, Alfonso Marnotes, lamentó la “improvisación” del Gobierno local al aprobar en un pleno celebrado a 1 de julio una modificación presupuestaria para actuaciones musicales que están a punto de celebrarse.