Los derribos van a buen ritmo, luego de interminables años de espera. Entre los escombros quedarán los recuerdos de quienes vivieron en aquellas casas, el famoso horno de la panadería “Barrio do cura”, y el propio asilo. Y en ese entorno también está un pequeño callejón que resulta muy céntrico, pero que casi nadie conoce. Para acceder a él es preciso entrar por una estrecha oquedad que pasa inadvertida en la Rúa Pi y Margall, a unos metros del cruce con la Rúa Llorente. Desde fuera no se aprecia nada, simplemente parece que la entrada muere al cabo de un par de metros. Sin embargo, al entrar por ella observamos que a la derecha se abre un callejón que se inicia con unas escaleras, tal como se observa en la fotografía. Aquí traemos ese rincón de la ciudad de Vigo porque ya le queda poco tiempo de existencia. El progreso se lo llevará por delante de modo irremediable.