Una de las figuras que más influyen en la vida de una persona, en períodos de tiempo en los que aún está madurando, es la del maestro. Un buen maestro puede descubrirle el maravilloso mundo de la lectura, la ciencia y el aprendizaje o cerrárselo para siempre. Con su guía, avanzará por los pasos de los hombres y mujeres que han marcado los hitos de la Humanidad y comprenderá lo apasionante que puede ser. Más aún, si ese maestro hace bien su trabajo, la persona será capaz de cuestionarse todo lo que ha aprendido y rediseñarlo, darle una nueva perspectiva, empujar la rueda del progreso y luego enseñárselo a alguien más, para que también se cuestione todo lo que aprenda.
Fran Zabaleta es uno de esos maestros que adoran lo que hacen. Ama la Historia y sabe transmitirla con sapiencia, en cualquiera de los formatos imaginables: novelas, blogs, documentales, charlas o libros de viajes. Habla con pasión de lo que sabe e investiga con ansiedad lo que no, y escucharle siempre es un placer.
Además, se empeña en meterse en proyectos novedosos que revolucionan la manera de enseñar la Historia, utilizando las nuevas tecnologías para llegar directamente al móvil y a la pantalla de sus lectores, en lugar de esperar a que alguien lo lea.
La última locura en la que se ha embarcado es «Historias para disfrutar con la Historia», una serie de relatos históricos novelados que se agrupan en libros cortos muy fáciles de leer. Cada libro acoge un relato ambientado en cada una de las épocas de la Historia de la Humanidad: Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea. Y en sus páginas descubrimos las hazañas, los viajes, las guerras y los inventos que marcaron el pasado y por tanto decidieron por qué hoy el mundo es como es. Solo conociendo de dónde venimos podremos gobernar el timón de nuestro barco y dominar el futuro.
Zabaleta, historiador por la Universidad de Santiago de Compostela, ha decidido salir a contarnos por qué esta materia le resulta tan apasionante y contagiarnos de esa ilusión a través de las páginas de esta serie.
Una cuestión de este tipo siempre me ha impresionado de manera personal. Yo tuve la suerte de contar con un maestro así cuando era un crío, y estoy convencido de que mucho de lo que hago y siento por la Historia nació entonces.
Un buen maestro puede cambiar la vida de una persona y estas «Historias para disfrutar con la Historia» pueden ser parte fundamental de esa labor, no solo para jóvenes, sino a cualquier edad en la que, como decía Chesterton, se conserve «la capacidad de asombro».