En el texto del artículo se puntualizaba que se abandonaría una media de seis canes en todo el verano en nuestra comarca viguesa. Además de los cánidos se abandonaron 200 gatos, algunos hurones y un conejo.
De estos animales, unos son entregados en alguna protectora pero muchos se abandonan en el monte o en una carretera de poco tráfico, con lo que se condena a estos seres vivos a una muerte segura, en muchos casos por atropello.
A raíz de la publicación de la noticia no he visto ningún colectivo de los cientos que pululan por nuestra sociedad que pusiera el grito en el cielo ni que se rasgara las vestiduras al respecto.
Por lo visto, a nuestra sociedad del primer mundo el bienestar de cientos de animales que adoptamos para que nos hagan compañía nos preocupa una higa. Suponemos que una buena parte de ellos han sido el regalo de Navidad para nuestros niños, pero que llegado el verano ya nos molestan porque nos incordian en nuestras vacaciones.
Uno se pregunta cómo puede haber en nuestra comarca cientos de desalmados que pueden dormir después de abandonar un animal a su suerte.
Hoy existe una ley gallega de protección y bienestar de los animales de compañía, eso está muy bien, pero este tipo de homínidos que andan por nuestras calles, con ley o sin ella, seguirán perpetrando semejantes villanías.
Lo que está claro es que el animal nunca lo haría pero cientos de nuestros paisanos, sí.