Las personas que dieron el aviso relataron que habían visto a un individuo circulando en un vehículo agrícola con dos caballos y un potro enganchados. En un momento dado, éste último se desplomó al suelo y el conductor, en lugar de detener la marcha, continuó avanzando por la calle mientras arrastraba al animal varios metros.
Al comprobar que el equino no se incorporaba, el hombre se apeó del vehículo y le dio golpes con un palo hasta que el potro se levantó. Ante estos hechos, llamaron a la Policía Local, que movilizó una patrulla de la Unidad Medioambiental de Intervención Rural (UMIR).
Con los datos aportados por las testigos y tras peinar la zona, los agentes encontraron en una finca al acusado, que negó haber arrastrado al animal pero admitió que le había golpeado “como único medio para lograr que se incorporase”.
Los agentes verificaron el estado del equino y comprobaron que presentaba laceraciones a la altura de la ceja derecha, en las patas y en la zona de la cadera del mismo lado, compatibles con haber sufrido un arrastre.
Tras la verificación de las lesiones, y a pesar de ser leves, los policías comunicaron los hechos al departamento de Medio Ambiente para la pertinente sanción en arreglo a lo recogido en la ordenanza correspondiente.