Los hechos sucedieron este miércoles cuando varios componentes de la USECIC, que se encontraban circunstancialmente en el cuartel de Cangas realizando unos trámites de su servicio, escucharon los gritos desesperados de una mujer que accedía a las dependencias oficiales con un bebé en el brazo pidiendo auxilio y ayuda para su hijo que se estaba asfixiando.
Al comprobar lo que estaba sucediendo, uno de los miembros de esta unidad se dirigió a la madre y pudo constatar que el bebé, que apenas tenía 48 horas de vida, estaba inconsciente, sin respiración y con un aspecto cianótico alarmante.
Sin pérdida de tiempo, el guardia civil se hizo cargo del niño y después de realizarle varias maniobras de reanimación pudo conseguir que el bebé comenzase a respirar nuevamente.
Entre el júbilo que se produjo cuando se volvieron a escuchar de nuevo los llantos del bebé, el guardia civil que había logrado reanimarlo se enteró de que se trataba del hijo de un compañero que vivía en uno los pabellones del cuartel.
Esta serena y decidida actuación mereció los elogios, no solo de la madre y del padre, que en a aquellos momentos estaba ausente, sino también de sus propios compañeros y de los servicios sanitarios que acudieron para atender la incidencia.
Finalmente, la ambulancia trasladó al bebé a un centro médico de Vigo con el auxilio de la misma patrulla de la USECIC que reforzó la prioridad del desplazamiento. El niño se recupera satisfactoriamente, aunque permanece ingresado en fase de observación.