Y cuando esas hojas caducas descienden hasta el suelo con un vuelo lento y ondulante hasta que luego se posan sobre el suelo o, en este caso, sobre la superficie quieta y transparente del estanque, van formando alfombras de vistosos colores. La fotografía está tomada en el pequeño estanque de la Praza da Independencia, de Vigo, donde las hojas otoñales flotan sobre el agua invisible igual que las ilusiones humanas, que siempre están flotando sobre la cruda realidad que nos rodea, que resulta mucho más oscura y a veces pestilente. El otoño es una estación para soñar y caminar sobre esas alfombras de colores mientras dure ese encantamiento, hasta que luego venga el invierno y más tarde se encienda la luz de la primavera.