Aquí quiero introducir el argumento principal de la siguiente exposición. En puridad no es la incapacidad de los partidos políticos la que produce el desgobierno o más aún la falta de gobierno que no sea un gobierno interino en funciones. Es el vigente sistema electoral el responsable o imputable que por inadecuado a los cambios políticos en la representación y composición parlamentaria actuales obstaculiza o impide la formación de gobierno con mínimas garantías de poder ser denominado Poder Ejecutivo, con lo que esto conceptualmente conlleva y la practicidad inherente al concepto.
Un parlamento multifragmentado, incluso atomizado y con vetos cruzados, no resulta útil al fin de investir gobierno.
Hasta la irrupción de los nuevos partidos, que tan rápido han envejecido, las investiduras, de ser necesario, contaban con la doble variable de las denominadas por entonces minorías vasca y catalana, que ofrecían el juego necesario para rotar el mecanismo de la alternancia. Cambio sustancial y trascendente es la desaparición de la variable catalana en el juego que garantizaba el pujolismo de CiU en el Congreso mientras se mantuvo al frente de la Generalitat.
Por supuesto el dato primario es que los dos partidos del turno ( PSOE y PP) sumaban siempre una holgada mayoría absoluta y así la alternancia era posible con o sin la ayuda, cuando no era necesaria, de vascos y catalanes siempre con gran olfato pragmático.
Descontado que los partidos a la izquierda y derecha de PSOE y PP eran inexistentes o testimoniales y no aspiraban a entrar en la composición de los gobiernos al igual que carecían de esa misma aspiración los partidos nacionalistas( PNV y CiU).
El error principal de UP y Ciudadanos ha sido plantearse el sorpasso, UP con respecto al PSOE y de Ciudadanos con relación al PP. A Ciudadanos ya casi le ha costado la defunción y a UP el moderar su discurso y rebajar sus pretensiones, a mayores de una escisión en las urnas con la presentación de Más País y la evaporación de algunas de las llamadas confluencias.
Ante esta sucesión acumulativa de cambios políticos y en la escena parlamentaria probablemente se produzcan acuerdos o cuando menos tanteos entre los dos partidos mayoritarios para introducir cambios tanto en la LOREG como en el reglamento del Congreso e incluso en la Constitución, por ejemplo en las circunscripciones.
Para algunos de estos cambios se requiere de mayoría absoluta por tratarse de la modificación de una ley orgánica y en el caso de la Constitución de una reforma por el procedimiento no agravado y por tanto flexible. Esas mayorías las disfrutan hoy PP y PSOE y de paso les permitiría anclar nuevamente el bipartidismo aunque supongo que más inestable que en el pasado, si bien las llamadas políticas de Estado, invocadas para no admitir a UP en el gobierno, les vinculan.
De todos modos conviene no olvidar que se pueden perder elecciones en democracia y también se puede perder la democracia en elecciones. La repetición ad nauseam de elecciones no es alternativa y la función del parlamento además de legislar es investir gobierno y posteriormente ejercer el control de ese gobierno. Veremos adonde nos llevan los próximos meses.