Manuel Soto llegó a la alcaldía de Vigo en una época en la que la mayor parte de la ciudadanía esperaba un cambio político. Ocupó el puesto de regidor municipal desde 1979 hasta 1991. Fue uno de los fundadores del PSdeG-PSOE (Partido Socialista de Galicia-Partido Socialista Obrero Español). De sus logros podemos destacar el haber convertido a Vigo en la capital de “La Movida” y de llenarla e arte: O Sireno, Os Redeiros, los caballos de la Praza de España… Aquella revolución comenzó en 1977 como un crisol cultural de diseño y de creación.
A la ciudad de Vigo llegaba gente de todas partes de España y de Portugal, atraídos por la llamada organizada por Manuel Soto. En lo que se vino a llamar “La Movida”, una gran masa de gente deambulaba a horas determinadas por los principales locales de diversión, muchos de ellos alejados entre sí. Eran muy famosos “El Kremlim” y “El Manco”, entre otros. Cada local se llenaba de clientes a una determinada hora, con buena música y buen ambiente. Más tarde, al llegar otra hora, se vaciaba el local y todo el mundo iniciaba una peregrinación en dirección a los demás establecimientos, como un tren de modernidad que tenía la hora justa en cada parada.
En las discotecas y pubs sonaba la música de Golpes Bajos, Siniestro Total y muchos grupos de la movida madrileña. Todos ellos, por su calidad, aún siguen compitiendo con los grupos actuales. De “La Movida” también formaban parte algunas calles que se llenaron de comercios donde estaban representados los principales diseñadores gallegos: Verino, Adolfo Domínguez… Aquella fue una época muy creativa y divertida, aunque dramáticamente excesiva para algunas personas. Con la genialidad de “La Movida”, Manuel Soto consiguió que la ciudad de Vigo ocupara un lugar destacado entre las ciudades españolas. De todo aquello aún queda el recuerdo, pero la inmensa mayoría de los establecimientos ya han desaparecido.
Manuel Soto vivió en una casa en Nigrán (polémica y que incluso llegó a salir en una famosa revista de decoración de ámbito nacional), y luego en Valadares. En la última etapa de su vida vivió en la Avenida das Camelias, próximo a nuestra casa. Eso ha facilitado que algunas veces nos encontráramos. Fueron encuentros breves, pero de muy buen recuerdo. Manuel Soto era un caballero elegante y amable, con amplios conocimientos musicales y la destreza de tocar algún instrumento e incluso de realizar arreglos para corales, puesto que él y su mujer, Puri del Palacio (una excelente pintora), pertenecían a una de ellas. Un día decidió apartarse de la política dejando el camino expedito a las nuevas generaciones, algo muy loable y no muy habitual. Yo siempre recordaré a Manuel Soto como alguien amable, elegante, muy generoso y uno de los mejores alcaldes que ha tenido la ciudad de Vigo.