El vecindario ya ha perdido la cuenta de las averías del ascensor y del tiempo que ha estado sin funcionar por esos motivos. La realidad es que las averías son extremadamente frecuentes perjudicando a numerosos usuarios que utilizan sus servicios a lo largo del día: personas mayores, personas de difícil movilidad, estudiantes, paseantes… Las alternativas más cortas al ascensor son la cuesta empinada —y para muchas personas insalvable— de la Rúa Chile, y el largo camino por la Rúa Menéndez Pelayo hasta la Rúa Doutor Marañón. Cualquier persona de edad, por poner un ejemplo, que suba o baje en el ascensor para realizar las compras diarias en los supermercados de la zona, puede encontrarse, o bien al ir, o peor incluso al volver, con el ascensor inutilizado por cualquier avería que luego lo mantiene parado varios días e incluso alguna semana y que nadie llega a entender, creando un malestar general que resulta cada vez más creciente. El Concello debería tomar cartas en el asunto y responsabilizar a la empresa de mantenimiento para evitar que las reparaciones lleven más tiempo del que resulta razonable.