La Navidad estaba aún sin vestir, a las puertas de la ciudad, donde Caballero la tomó de la mano y le prometió con devoción infinita que aquí tendría su casa para siempre. “Puedes quedarte el tiempo que quieras”, le dijo. Por eso en Vigo, una buena parte del año es Christmas, como saben también en Nueva York, que algún meme les habrá llegado. No es el alcalde hombre modesto, pero debemos reconocerle esto, las elecciones y las Navidades las tiene controladas y dominadas casi por unanimidad.
La Navidad de Vigo le ha ganado incluso la partida al anuncio de la Lotería, que ya viene después del tempranero pistoletazo de salida que damos en la ciudad olívica, donde en octubre se comienza a ver en todas las calles las furgonetas y camiones de Ximénez, la concesionaria que instala el lucerío mareante que atraerá sin remisión a miles de visitantes.
A los pocos raros que critican esta magia de la nueva Navidad made in Vigo, les darán en la cara con la razón del éxito de un producto que sitúa a la ciudad en el mapa a nivel internacional y que llena las cajas de empresas y comerciantes. Miles de visitas que aseguran el lleno de hoteles y restaurantes, calles rebosantes de viandantes henchidos del espíritu de las compras compulsivas, atraídos por la luz y la ocasión de una foto rutilante para el Instagram. Se dice que Vigo es en estas fechas la escapada estrella, que todo el turismo pasa por aquí y el alcalde ya sueña con poner la primera piedra del Camino de la Navidad de Vigo, que atraerá más peregrinos que el Sacrosanto Camino de Santiago y que podrá recorrerse desde Lisboa o Roncesvalles. Puede que el Apóstol se venga a dar una vuelta en la noria, aunque no podrá beneficiarse de la pass Vigo.
El espíritu de la Navidad ha dejado paso al producto de la Navidad y en Vigo tenemos la fórmula del éxito que ya se estudia en la Universidad. Su líder, Abel Caballero, imagen brillante de unas fiestas que le colocan en el centro de Papá Noël y los Reyes Magos, desplazados ya para siempre a su diestra y siniestra. Los creyentes de verdad a los que les espante la artificialidad de esta Navidad impostada, a misa, a la luz de las velas. Y los que simplemente quieren sentir en su interior esa típica mezcla de felicidad y melancolía de antaño, mejor que se pongan “Que bello es vivir”. Que en Vigo, el invento es para lo que es y arranca con tiempo. Lo dicho, les deseo a todos Feroz Navidad.