Su celebración se ha convertido ya en un referente no sólo para los habitantes del municipio si no para muchas personas que se acercan cada año con la intención de visitarlo y disfrutar de cada uno de los elementos que se eligen para dar mayor realismo a este nacimiento viviente.
Son dos jornadas en las que Gondomar dará un salto en el tiempo hacia el pasado y regresará a Belén, que se recrea en el parque gracias al trabajo y la colaboración de gran parte de los vecinos del municipio. Allí se han dispuesto ya los puestos en los que se dará vida a oficios de la época como la carpintería, los vendedores de telas, la posada típica o, como novedad este año, los rederos, en un guiño al mundo de la pesca.
No faltará un molino sobre el río Miñor, en un guiño al municipio, y la presencia de animales como ovejas, patos, burro y ternera, que aportan de forma desinteresada las cerca de 40 personas que participan en este Belén Viviente, en el que, como todos los años, uno de los puntos de atracción será el portal, en el que el niño Jesús será, como viene siendo tradición, un bebé vecino de Gondomar y que hay nacido recientemente.
El pequeño estará flanquedado por María y San José, personajes que representarán sus propios progenitores, que representarán su papel durante toda la jornada.
“Es mucha la expectación que despierta este Belén y cientos las personas que se acercan cada año a visitarlo y que tendrán la oportunidad de volver a hacerlo estos”, afirma el alcalde, Paco Ferreira, quien invita a todos “a pasear por las calles de nuestro particular Belén que no deja a nadie indiferente”.