Herrera y su flecha directa al corazón
La simple presencia de Paco Herrera en Balaídos hizo aflorar los mejores recuerdos de la historia reciente del Celta. Durante el partido del martes, el aficionado más sentimental sufrió un ‘déjà vu’ al volver a ver sobre el césped a un equipo con unas señas de identidad demasiado reconocibles. La Unión Deportiva Las Palmas de Herrera se parece mucho a su Celta que ascendió a Primera tres temporadas atrás y que sentó las bases del proyecto actual. El conjunto canario no tiene complejos, fue a por el partido con una clara apuesta ofensiva y además lo hizo con ocho canteranos en su alineación. La victoria celeste y el pase a octavos de final han tenido mucho mérito pese a haber eliminado a un equipo de Segunda División, porque Las Palmas demostró ser un rival temible y muchos equipos de Primera no se atreven a jugar de la manera que jugaron los amarillos.
El gol es mano de santo
El grifo se ha abierto y por fin la sequía goleadora parece que toca a su fin. Los tres goles que anotó el Celta en Copa del Rey quitan mucha presión a los gallegos para que este viernes la mala racha liguera se termine. Los celestes llevaban sin probar el sabor de la victoria desde su visita al Camp Nou y además acumulan 486 minutos sin ver puerta en Liga. El triunfo y las tres dianas valen su peso en oro, puesto que sirven para redirigir al equipo por el buen camino. El martes, la ofensiva celeste blandió las mismas armas que posibilitaron el espectacular arranque de temporada. El factor sorpresa, la velocidad al combinar en los últimos metros y sobre todo la verticalidad. Aspectos para los que resultaron clave las figura de Álex y Nolito.
Tanto en la riqueza, como en la pobreza: Álex López
El 2014 ha sido un año un tanto extraño para Álex López. El ferrolano ha perdido el papel protagonista que tuvo de la mano de Paco Herrera y la primera mitad de la temporada en la que Luis Enrique estuvo al frente del banquillo. Con Berizzo la situación es más difícil, porque después de contar con él en los primeros partidos de Liga la confianza del técnico argentino en el centrocampista ha mermado. Contra Las Palmas, Álex volvió a ser titular formando pareja en la medular con Krohn-Dehli. Durante la primera mitad estuvo muy enchufado y aportó lo mejor de su repertorio: transiciones rápidas y llegada en segunda línea. Gracias a ello asistió a Larrivey en el gol que abrió el marcador. El problema fue que después de poner de manifiesto todas sus virtudes, desapareció tras el descanso. Sus numerosas pérdidas de balón desesperaron a más de uno.
Nolito y Mina salvaron la velada
La Copa del Rey no solo incomoda a algún entrenador, sino también a algún aficionado, porque a veces hay que esforzarse para poder ir al fútbol en medio del fragor semanal. Pero vale la pena el sacrificio si al final resulta que hay espectáculo. Nolito y Santi Mina -además de los nervios propios que genera una eliminatoria ajustada- fueron los encargados de salvar la velada. El gaditano fue el jugador más determinante. Tiró del carro, participó en los tres goles y pudo marcar alguno más. Por su parte, Santi Mina ha aprovechado la Copa para reivindicarse. Este martes estuvo vivaracho, atrevido, generoso en defensa y atinado de cara a puerta. Sumando la ida y la vuelta de la eliminatoria, el vigués ha sido el mejor del Celta. Berizzo ha realizado una inversión a corto plazo con estos minutos que le ha regalado. Ahora Mina ha cogido ritmo y confianza para convertirse en una alternativa de garantías para cualquier posición del tridente de ataque.
Jugar con fuego es peligroso
La eliminatoria a doble partido demostró que defensivamente el Celta no puede prescindir de Cabral atrás ni de Radoja en el pivote. En el choque de ida la ausencia del serbio dejó una autopista en el centro del campo y este martes, sin el central argentino, la zaga celeste echó de menos a su cabecilla. Sin los gritos de Cabral poniendo a cada uno en su sitio, Las Palmas volvió a poner en serios aprietos al Celta. Los amarillos llegaron repetidas veces hasta la portería de Rubén y solo su falta de puntería evitó males mayores. El único tanto de los canarios fue otra vez producto de una falta de actitud en la que la defensa se quedó mirando cómo un atacante rival hizo lo que los norteamericanos califican como un ‘coast to coast’ (de costa a costa).