Una brillante y vertiginosa negociación a cuatro bandas ha permitido desatascar uno de los problemas de candente actualidad en Vigo. Fue el día de Nochebuena cuando el alcalde, Abel Caballero, y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se dirigían a una céntrica cafetería de la ciudad para tomarse un chocolate con churros. Ambos habían vagado por las calles viguesas durante horas, por separado, en busca de medidas para impulsar la economía de la mayor urbe de Galicia cuando se encontraron frente a frente en la puerta del establecimiento.
«¡Hombre, Caballero!, venía pensando en ti. Tenemos que hablar, por el bien de Vigo», le dijo el presidente gallego. El regidor vigués, consciente de la trascendencia del encuentro, aceptó la invitación y se sentaron en la terraza del local, a escasos metros de La Farola, que se encendió en ese momento para iluminar su conversación. Su intercambio de opiniones, siempre en tono conciliador, permitió desatascar algunos temas de menor importancia, como el Plan de Transporte Metropolitano, la Cidade da Xustiza, la separación del nuevo banco gallego y las ayudas millonarias para el aeropuerto de Peinador, pero todavía restaba por tratar un asunto de mayor calado: la rotonda.
Una llamada a la Asemblea Aberta de Coia fue el paso definitivo. En apenas seis minutos y medio llegaban en un Vitrasa el portavoz vecinal, Francisco Riveiro; el coordinador de Esquerda Unida, Rubén Pérez, este último en representación de los 47 partidos de izquierda de la ciudad, y Serafín Otero, candidato del BNG (afirman que José Manuel Figueroa perdió el autobús en la calle Arenal). Compartiendo chocolate, licor café y manzanillas –no se sabe qué tomó cada uno- se llegó al acuerdo final.
Las claves del ya denominado «Pacto de la Rotonda» pasan por reconstruir las piedras del restaurante El Castillo, abandonadas ahora en el puerto, sin la mayor dilación. El plan de trabajo fija un máximo de seis meses (a inaugurar el próximo 24 de mayo) para levantar de nuevo el establecimiento y habilitar un túnel de acceso peatonal, aunque no se descarta ampliar la línea ferroviaria desde la estación del AVE para permitir la llegada directa de comensales desde Ourense. Lo que sí está confirmado es que se celebrarán bailes en la azotea de la rotonda, a imagen y semejanza de las que se organizaban hace ya muchas décadas en el Hotel Universal.
Al mismo tiempo, el barco se instalará sobre la capilla del Monte Alba, al estilo casa-barco (foto central) con diseño de Thom Mayne. Los comuneros ya ha dando el visto bueno y abrirán paso al transporte a través de los montes de Beade y Valladares.
Otro de los puntos tratados en la reunión es la instalación, en agradecimiento a su labor de mediación, de un busto de Núñez Feijóo en la Praza do Rei. La estatua será visible desde la Alcaldía y se dejará espacio suficiente para que en un futuro próximo se pueda colocar a su lado otra de Abel Caballero.
Para redondear los actos, se ha organizado un festival de conciertos en el centro de la rotonda (adjuntamos cartel) con entrada libre y con la denominación de «Vivimos nunha rotonda fermosa». Las invitaciones ya se pueden recoger en la tercera planta del Verbum, dedicada a Julio Verne, o en la sala de Historia de la Batalla de Rande del Museo do Mar.