Yo sí iré a votar el próximo domingo día 12 de julio. Las elecciones democráticas son un mecanismo imprescindible, eficaz e incruento para autentificar a nuestros representantes políticos. En nuestro caso, las elecciones son una gran oportunidad para conseguir el cambio que necesita Galicia, para apartar a Alberto Núñez Feijóo del poder.
Yo opino que la culpa de que la derecha se perpetúe en el poder la tiene esa gran masa de gente trabajadora que, en la libertad del uso del voto democrático, pero confundida de su identidad proletaria, apoya a los partidos que representan el capital y a quienes los tienen subyugados.
Para la derecha, un gobierno sólo es legal cuando está formado por los suyos. La derecha española, incluida la gallega, tiene muy mal perder y cuando gana la izquierda siempre tilda al gobierno resultante de ilegal. Como dice un buen amigo, es como si alguien les hubiera usurpado un cortijo que ellos creen que es de su exclusiva propiedad. Cuando pierde, la derecha adopta la postura del acoso y derribo con todo tipo de tretas y mentiras sin respetar el resultado de las urnas. Una desfachatez y una vergüenza que no se debe consentir.
Durante los años que Núñez Feijóo ha estado al frente del gobierno de Galicia sólo se ha caracterizado por los recortes, por las mentiras y por las manipulaciones. Feijóo recortó la Sanidad pública, algo que se puso de manifiesto con la pandemia del Covid19; también recortó la Enseñanza y lo saben bien quienes ejercen la profesión de docentes en Galicia; también recortó las prestaciones sociales y lo saben bien quienes sufren las consecuencias. Feijóo es el artífice de los recortes y el gran manipulador de la derecha en Galicia.
Galicia tiene ahora la oportunidad democrática del cambio. El voto democrático es digno de todo respeto, por supuesto, pero la clase trabajadora tiene que tener muy presente que la política social siempre viene de la izquierda, nunca de la derecha. Ahora es el momento. No cometamos el error de darle a la derecha un cheque en blanco.