En poco menos de dos horas, tal y como estaba previsto, Melchor, Gaspar y Baltasar cubrieron el trayecto entre aplausos y ovaciones mientras los niños se afanaban en recoger del suelo los miles de caramelos que repartían. Hubo quien alquiló balcones en un céntrico hotel para contemplar el espectáculo, aunque la gran mayoría presenció a pie de calle el paso de la comitiva.
«Mundo mágico», este es el nombre que recibió este año la Cabalgata viguesa por su capacidad de «ilusionar a través de la magia». La ruta se inició en el nudo de Isaac Peral a las seis de la tarde y discurrió por García Barbón y Policarpo Sanz hasta finalizar en Porta do Sol, lugar habitual en los últimos años.
Antes de eso, había programados varios actos. Melchor, Gaspar y Baltasar visitaron los hospitales vigueses (10:00 horas) y acudieron al Auditorio Municipal (Praza do Rei) para saludar a todos los niños (12:00 horas). Posteriormente fueron recibidos en Porta do Sol (17:00 horas), para hacerles entrega de llave de la ciudad, la llave mágica para poder entrar en todas las casas.
La Cabalgata estuvo compuesta por quince carrozas, entre ellas las tres de los Reyes Magos, el Cartero Real y la Policía Local, además de otras diez de entidades como Gadis, Coca-Cola o Faro de Vigo. Durante el recorrido hubo ocho grupos de animación, coches antiguos y caballos. En la organización participaron unas 1.200 personas, además de los 300 volunarios, y se repartieron 4 toneladas de caramelos sin gluten y de pequeño tamaño.
(Abajo, el alcalde hace entrega de la llave de la ciudad a los Reyes Magos. / Foto: Cedida Atlántico Diario).