Hace muchos años que no se recordaba un invierno tan poco lluvioso en la ciudad de Vigo, aunque bastante frío, más bien gélido. Se podría decir que la climatología actual casi resulta una continuidad del otoño. Las hojas de los árboles presentan un intenso colorido y, cuando se desprenden, forman alfombras sorprendentes como la que se observa en el pequeño estanque de la viguesa Plaza de la Independencia, el mismo lugar donde crecen curiosas plantas de papiro como las utilizadas por los antiguos egipcios para transformarlas en láminas sobre las que luego escribían. Esas plantas de papiro quizá pasen inadvertidas a la vista de los viandantes, pero resulta difícil que eso mismo pueda ocurrir con el colorismo tan pictórico de esas hojas de los árboles, tan otoñales.