La Rúa da Falperra, la Rúa de Santiago y la Rúa de Cachamuíña, forman parte del conjunto de calles más céntricas de la ciudad de Vigo, y delimitan una de las instalaciones industriales más icónicas de la ciudad, la fábrica de pan Panificadora.
Rúa de Cachamuíña
El nombre oficial de la Rúa de Cachamuíña se remonta al año 1944. Comienza en el cruce con la Rúa da Falperra, a la altura de la fuente del mismo nombre, y llega hasta la Praza do Rei. Cachamuíña es el sobrenombre de Bernardo González del Valle, que tomó de la parroquia donde nació en 1771, Cachamuíña, en Pereiro de Aguiar. Comandó el ataque victorioso contra las fuerzas de ocupación francesas el 28 de marzo de 1809, lo que se conoce como Reconquista de Vigo. Por ese motivo se convirtió en un personaje destacado y recordado en la historia de la ciudad, de la que llegó a ser gobernador. Falleció en 1848 y está enterrado en el cementerio de Pereiró.
La Rúa de Cachamuíña rodeaba unas fincas y era uno de los accesos al Castillo de San Sebastián, enlazando, también, con la Rúa de Santiago. La parte izquierda de la Rúa de Cachamuíña linda con la antigua fábrica de pan, conocida como la Panificadora, y por la derecha con un talud que la separa de la Avenida das Camelias. Antaño, la calle tenía una cota más alta que la actual, hasta que se construyó la actual Praza do Rei. Esa diferencia de nivel puede observarse en las huellas que han quedado sobre la pared de la Panificadora, donde aún existe una antigua balconada.
La Panificadora constituye el mayor exponente de la arquitectura industrial del siglo XX en la ciudad de Vigo, pendiente de recuperación. El industrial Antonio Valcarce García constituyó la Compañía Viguesa de Panificación SA (CVPSA) con varios empresarios y en 1926 quedó como único accionista mayoritario. El proyecto de la fábrica fue desarrollado con tecnología alemana por el ingeniero Otto Werner, aunque la obra está firmada por el arquitecto vigués Manuel Gómez Román.
Se inauguró en octubre de 1924 y en 1930 sufrió una primera ampliación, de la que forman parte los silos (cinco silos con cuatro almacenes cada uno), de más de treinta metros de altura. En el año 1962, se construyó una fábrica de piensos dentro de sus instalaciones y se habilitaron diversos bajos comerciales en la fachada con la calle Falperra, actualmente cerrados. La fábrica estuvo activa hasta el año 1981 y actualmente está pendiente de recuperación. De momento pertenece a tres propietarios: Montelouro Promociones S.L., que es el mayoritario; INVOGA S.A.; y las casa de Rúa de Santiago a los accionistas de Panificadora. Pero el solar, en su integridad, está afectado por un expediente de expropiación al haber sido declarado BIC (Bien de Interés Cultural).
Rúa da Falperra
Otra calle lindante con la Panificadora es la Rúa da Falperra, de la que se desconoce el origen de su nombre. Comienza como continuidad de la Rúa Romil unos metros más arriba del cruce de la fuente de la Falperra, y termina en la confluencia del Paseo de Alfonso XII con la Rúa Pi y Margall. La calle se remonta a mediados del siglo XIX aunque existe constancia de la existencia del barrio del mismo nombre desde mediados del siglo XV. En la confluencia de la Rúa da Falperra con la Rúa Romil se encuentra, en un lugar muy discreto, un antiguo mojón en el que puede observarse el escudo de la ciudad olívica esculpido en relieve. Esta pieza de piedra marcaba la linde que en otros tiempos correspondía al límite urbano.
El elemento más llamativo de la Rúa da Falperra es la propia fuente barroca, la Fuente da Falperra que era alimentada por un manantial que quedó dentro de las instalaciones de la Panificadora. Se trata de un manantial muy antiguo que ya existía en la finca donde se construyó la fábrica de pan. Quienes conocían el manantial indican que tenía un pozo muy profundo con una boca de 45 por 60 cm, aproximadamente, en el interior de una cueva estrecha. La mina tenía tres desagües a diferente nivel, dos en el interior de la Panificadora: uno al final de la Rúa da Falperra en su entronque con el Paseo de Alfonso XII, otro al nivel de la Rúa de Cachamuíña, a media distancia entre la Rúa de Santiago y la Rúa da Falperra. El tercero era el que alimentaba en su día la fuente de la Falperra. En la actualidad, la fuente está conectada a la traída de aguas, aunque muchas personas desconocen esta anécdota y siguen alabando la calidad y las propiedades de su agua.
El tramo principal de la Rúa da Falperra baja lindante a la Panificadora, donde en su día se habilitaron locales comerciales que hoy permanecen cerrados. Había, entre otros, una oficina de la desaparecida Caja de Ahorros Municipal de Vigo, una droguería, el taller de servicio técnico de electrónica José Alonso Costas, la agencia de transportes Transportes de Vigo S.A., la librería Galdós, un conocido establecimiento de trabajos serigráficos, Serigrafía Gallega, que cambió de ubicación (Rúa Figueiro, 45), y un almacén de droguería, pero todos ellos han cerrado sus puertas. En la otra acera, en las proximidades del Paseo de Alfonso XII, había un comercio con alfombras y elementos de decoración llamado Emilfer. Unos metros más arriba y separado por un portal todavía existe un establecimiento de decoración llamado Balche, colindante a un pequeño patio donde tienen la entrada varias viviendas y en una de cuyas esquinas está el inicio de la Rúa das Angustias, una pequeña y estrecha calle peatonal y adoquinada que comunica la Rúa da Falperra con la Rúa Pi y Margall, y cuya existencia se remonta a finales del siglo XIX. En la Rúa das Angustias todavía existen algunas viviendas, una peluquería, un taller de manualidades, una ferretería especializada, y el taller de servicio técnico Sat-Lar cuando esta pequeña calle se abre como un embudo inverso hacia la Rúa Pi y Margall. En el entronque de la Rúa da Falperra con la Rúa das Angustias existía la taberna Casa Armando, donde en su día se confabularon algunos ediles y funcionarios con ánimo de moverle la silla a algún alcalde. Eran famosos sus callos de los jueves y los sábados así como su vino “condado» traído de la finca de Enrique Reboreda, en Arbo.
En esa misma mano de la Rúa da Falperra, enfrente de la Panificadora, aún existe la tintorería Mely-Ter, una cafetería, una tienda de ultramarinos y la tienda de discos Honky Tonk. Hace años, en el sótano profundo de un edificio a mitad de la calle existió el club Cheers, al que se accedía por unas escaleras estrechas y muy empinadas. Un poco más arriba había una cervecería que hace años cerró sus puertas, y en la parte más alta de la calle y enfrente de la fuente, existió un edificio abandonado en cuyo sótano había aparecido un cadáver. En la fachada de ese mismo edificio todavía se conservaba la señal de unos círculos concéntricos del tamaño de unos cuarenta centímetros que indicaba la existencia de un refugio antiaéreo. De ese edificio sólo quedan sus límites porque las piedras se desmontaron y se retiraron.
Rúa de Santiago
La Rúa de Santiago, cuyo nombre está vinculado con el Apóstol Santiago, constituye otra linde de las instalaciones de la Panificadora. Es una de las calles más antiguas de la ciudad de Vigo y existen referencias de su existencia desde principios del siglo XVII. Comienza en la Rúa de Cachamuíña, a la altura del edificio de la Xerencia de Urbanismo, y llega hasta el Paseo de Alfonso XII, donde existen unas escaleras empinadas denominadas Calexón Estreito, cuyo nombre ya existía a finales del siglo XIX. Este callejón, que se cruza con la Subida ó Castelo, al llegar arriba transcurre horizontal y casi en paralelo a la Rúa de Santiago hasta llegar a la Praza do Rei.
En la Rúa de Santiago, a la sombra de los cinco enormes silos de la Panificadora, existen algunas ruinas ocupadas por colonias de gatos callejeros, palomas y gaviotas, así como algunas casas que acusan el deterioro a los años y otras que ya se han rehabilitado con gran acierto. Existen varias viviendas entre las que destaca una muy antigua de planta baja cuya fachada está totalmente adornada con vistosas flores de plástico y con varios gatos haciendo guardia a la puerta. En las casas rehabilitadas existe un estudio de arquitectura y un estudio de fotografía. En una de ellas se encuentra la Editorial Elvira, la promotora del concurso de “Relatos na Rúa” (“Relatos Vigo Histórico”). En la Rúa de Santiago llegaron a existir siete bares que fueron cerrando con el paso de los años y el único que sobrevive es el Bar Nosa Terra. Sin embargo, el bar más antiguo de la calle era el Bar Tapitas, que consiguió sobrevivir al paso del tiempo conservando su propio estilo, pero que cerró sus puertas hace dos años por fallecimiento de su propietario.
A mitad de la Rúa de Santiago existen unas escaleras que pasan inadvertidas para muchas personas que aprovechan esta vía para acortar el camino entre la Praza do Rei y el Paseo de Alfonso XII. Se trata de unas escaleras estrechas, muy empinadas y de gigantescos peldaños de piedra que comunican con el Calexón Estreito, en la parte posterior del edificio del Concello, y que son tan incómodas para subir como para bajar.
La Rúa de Santiago, como muchas otras del Casco Vello de la ciudad de Vigo, están cambiando su imagen con la rehabilitación de algunas viviendas y locales comerciales, recuperando dinamismo, sin embargo, todavía falta por establecer un plan de dinamización para la Rúa da Falperra y recuperar para la ciudad, de un modo coherente, las instalaciones de la Panificadora, que aún siguen en manos privadas.