La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, celebrará el próximo martes la vista oral contra Manuel A.Q, el hombre que confesó la muerte de su padre en diciembre de 2018. La Fiscalía, que solicitaba más de 11 años de prisión, y la defensa han llegado a un acuerdo, según informó este viernes el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), por lo que el acusado verán reducida su condena y tan solo se sentará en el banquillo para declararse culpable, sin que haga falta celebrar las fases testificales y periciales.
Los hechos, según explica el escrito del fiscal, se remontan al 27 de diciembre de 2018 cuando «el acusado, encontrándose con su padre en la finca común que compartían sus respectivas viviendas, se dirigió hacia él portando un objeto contuso-contundente y lo golpeó con fuerza varias veces en la cabeza«. Manuel A.R. propinó dichos golpes a su padre «con intención y con plena conciencia de acabar con su vida», tras lo cual arrastró el cuerpo de su padre a un cobertizo que se encontraba dentro de la misma finca.
La Fiscalía relata que abandonó el cuerpo «siendo consciente de que en dicho lugar no podría ser visto ni auxiliado por terceras personas, marchándose tras ello del domicilio para dirigirse a su puesto de trabajo, donde desarrolló su jornada habitual». La víctima falleció a consecuencia de shock traumático, traumatismo cráneo encefálico abierto y facial múltiple, siendo las lesiones sufridas mortales de necesidad.
El cadáver permaneció varios días en el cobertizo, donde el acusado lo amortajó atándolo de pies y manos con un cinturón y cinta carrocera y lo cubrió con distintas telas y dos bolsas plásticas, una por la parte superior del cuerpo y la otra desde los pies hasta las rodillas. El fiscal indica que el acusado, tras colocar el cadáver en una carretilla, sobre las 07:00 horas del día 30 de diciembre de 2018, con la intención de dificultar el hallazgo y localización del cadáver, lo trasladó desde su vivienda hasta una finca forestal situada en Camiño Pontillón de Sárdoma, donde lo depositó y lo cubrió con ramas de arbustos y cañas que recogió en los alrededores.
El cadáver permaneció oculto en dicho lugar hasta que fue localizado el 7 de enero de 2019. Tres días después, durante el registro judicial que se estaba realizando en la finca y en el domicilio de su padre, sin que existieran todavía sospechas contra él, el acusado reconoció «de forma espontánea» ante agentes de la Policía Nacional haber causado la muerte de su padre.