El 27 de septiembre de 1945, hace ahora 75 años, era botado el último de los cinco buques de la Royal Navy que llevó el nombre de Vigo. Se trataba del destructor HMS Vigo, que tuvo gran protagonismo durante la Guerra Fría. Antes, hubo otros cuatro barcos de guerra que rindieron homenaje a la batalla de Rande, conocida en el Reino Unido como The Battle of Vigo Bay. Todos tuvieron su historia, y uno de ellos fue el encargado de certificar la muerte de Napoleón en la isla de Santa Helena.
En 1964, el destructor de la Clase Batalla “HMS Vigo” entraba en los diques de la base naval de Faslane, en Escocia, para ser desmontado. Había entrado en servicio al término de la II Guerra Mundial. Botado el 27 de septiembre de 1945, fue comisionado al año siguiente con base en el Mediterráneo. Con su clave D-31, participó en numerosas operaciones, pero jamás entró en combate. El mayor peligro lo arrostró en un incendio a bordo en 1953, que provocó algunos daños menores.
A partir de 1954, pasó a tener su base en Portsmouth, donde comandó una flota de entrenamiento en artillería. Además, participó, entre 1958 y 1959, en dos campañas de patrulla en las conflictivas aguas de Islandia al comienzo de la Guerra Fría. En esta segunda fase de servicio en el Atlántico, el «HMS Vigo» tendría ocasión de hacer escala en la ciudad a la que debía su nombre. El destructor recaló en el puerto vigués a finales de los años 50.
La espectacular imagen que acompaña este reportaje fue tomada por la Royal Navy durante unas maniobras en Malta en 1952. En la foto vemos cómo a gran velocidad el crucero HMS Euryalus trasvasa el correo postal al destructor «HMS Vigo». Por supuesto, los cinco buques de guerra llamados Vigo han llevado a lo largo de tres siglos el prefijo HMS, como toda la flota de la Royal Navy. Significa “Her Majesty´s Ship”, “Barco de Su Majestad”.
Ya el primer HMS Vigo tuvo una curiosa historia con tres banderas. Se trataba de un buque de línea, un tipo de barco de gran tamaño que se popularizó a partir del siglo XVII. Estos navíos rompían la tradición de que la guerra en el mar fuese una prolongación de la terrestre. El abordaje y la lucha cuerpo a cuerpo eran casi obligados hasta entonces. Pero el buque de línea, dotado de una o varias cubiertas de cañones, podía presentar batalla a distancia, formando una línea de fuego.
Sin embargo, el pionero entre los “Vigos” no fue bautizado inicialmente con este nombre, sino con el de HMS Dartmouth, en su botadura, en 1693. Sin embargo, en 1695, durante la Guerra de los Nueve Años, fue capturado por los franceses, que lo incorporaron a su flota. El barco, de 48 cañones, viajaba con la armada que daba escolta a los galeones de Indias que llegaron a Vigo en 1702. Y sobrevivió a la Batalla de Rande, aunque fue recuperado por los ingleses, que celebraron la victoria inaugurando la serie: “HMS Vigo”. Así que fue británico, luego francés y, finalmente, de nuevo británico, con su nuevo nombre ‘vigués’. Sin embargo, este primer navío tuvo poca suerte, ya que fue hundido en 1703, durante la Guerra de Sucesión Española.
El segundo HMS Vigo tuvo más larga historia. Fue botado en Rochester el 21 de febrero de 1810 y estaba equipado con 74 cañones. Participó en la guerras napoleónicas hasta que, en 1827, fue reconvertido en buque de carga hasta su retirada, en 1865.
Como curiosidad, este barco fue testigo de la muerte de Napoleón Bonaparte. Con su base en Ciudad del Cabo, fue destinado a la isla africana de Santa Helena cuando el emperador fue confinado en ella, en su último exilio tras la derrota en Waterloo. El HMS Vigo prestó servicio en la isla de julio de 1820 a septiembre de 1821. Y se conserva un dibujo realizado por el teniente George Welsh, oficial del buque, que representa el cadáver de Napoleón, tendido en un diván, vestido de uniforme tras su autopsia. Esta pintura pertenece hoy a los fondos del Museo Británico. Con esta pintura se quiso certificar la muerte del corso.
Menos protagonismo tuvo el tercer HMS Vigo. Con sus 74 cañones, este buque de línea fue botado en 1817 con el nombre de HMS Agincourt. Fue rebajado de servicio en 1848, pero en 1865 lo rebautizaron como la ciudad olívica hasta que fue vendido a un particular, en 1884.
El cuarto HMS Vigo ni siquiera llegó a ser botado. Fue diseñado como destructor a comienzos del siglo XX, cuando estos barcos de alto poder de fuego eran más pequeños que en la actualidad y se utilizaban solo como escolta para buques más grandes, como cruceros y acorazados. Aunque comenzaron los trabajos en los astilleros, el fin de la I Guerra Mundial dio al traste con este navío, que fue cancelado en diciembre de 1918.
Para terminar, el quinto HMS Vigo entró en servicio al término de la II Guerra Mundial. Este destructor de combate fue botado hace ahora 75 años, el 27 de septiembre de 1945, y comisionado al año siguiente con base en el Mediterráneo. Con su clave D-31, participó en maniobras de la OTAN durante la Guerra Fría, incluyendo operaciones en Egipto y en Islandia.
Así que, a lo largo de tres siglos, surcaron los mares los cinco buques de guerra con el nombre de Vigo. Y por ahora no hay planes de que la Royal Navy tenga previsto botar un nuevo navío de su majestad con el nombre de la ciudad olívica y su Battle of Vigo Bay.
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