Recientemente se ha podido leer en la prensa local la siguiente noticia: «El Ministerio de Exteriores nombra representante al empresario vigués Pedro Mouriño, fundador de Iberatlantic Global Corporation, cónsul honorario de Rusia».
«A partir de ahora, los 800 ciudadanos rusos residentes en Galicia (más de 130 en Vigo) podrán contar con asistencia y ayuda así como la protección de sus derechos e intereses legales».
Este consulado es también el primero que Rusia abre en todo el norte peninsular. Otros consulados rusos en España están situados en Las Palmas, Sevilla, Marbella, Burgos, Valencia, Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca.
Hasta ahora Vigo contaba con consulados de las repúblicas americanas de Argentina, Chile, Venezuela y Ecuador y también de países europeos como Portugal, Alemania, Dinamarca, Francia o Polonia.
Pues en este momento la Federación Rusa ya se encuentra fisicamente entre nosotros (C/Manuel Núñez 2), de lo cual nos alegramos profundamente por tener en Vigo representación del país más extenso del mundo.
Si hablamos de Rusia en nuestra ciudad el imaginario colectivo se va a dos exjugadores del RC Celta, Alexander Mostovoi y Valeri Karpin, que dejaron una gran huella en el equipo de Victor Fernández de hace unos años. Incluso en la temporada pasada jugó unos meses en el equipo celeste el delantero, también ruso, Fyodor Smolov.
Pero es que en la historia viguesa del siglo XX, en julio de 1936 al comienzo del golpe de estado, los combates más sangrientos se produjeron en Sta. Cristina de Lavadores, zona que fue conocida como «la pequeña Rusia». Allí los trabajadores montaron barricadas para disputarle aquel espacio al ejército «nacional».
En cuanto a grandes nombres de la cultura rusa de siempre, si no eres un damnificado de la Logse (o como se llame ahora), te sonarán escritores como Tolstoi, Dostoievski, Gorki o Boris Pasternak. O músicos como Musorgski, Borodin o Rimski-Korsakov. O pintores como Vasili Kandinski o el franco-ruso Marc Chagall. Por citar solamente los más conocidos.
En algún lugar he leído que gallegos y rusos teníamos bastantes cosas en común. Veamos:
– la cocina, para los rusos, es un lugar sagrado y adoran hacer vida en ella comiendo y bebiendo hasta altas horas de la madrugada. No podíamos encontrar una característica que nos uniera mejor. ¿En donde pasan tantas horas nuestros paisanos en el rural de Galicia? Pues en el mismo lugar que los rusos. La mitad del trayecto para el hermanamiento está hecho.
– los rusos tienden a ser muy nostálgicos. ¡La segunda en la frente! ¡Pero si la nostalgia y la morriña las inventamos los gallegos! Si cuando atravesamos la Canda y el Padornelo ya notamos un nudo en la garganta y empezamos a tener ganas de volver. Se ve que rusos y gallegos somos primos hermanos.
– los rusos son muy generosos, les encanta pagar a los amigos en el bar. ¡Acabáramos! Igual que nosotros, ¿cuantas peleas amistosas solemos ver en las tascas para ver quien paga esa ronda? Siendo tan parecidos no sé cómo hemos estado separados tanto tiempo.
– a los rusos les encanta festejar. Las bodas duran tres días. El Año Nuevo comienza el 31 de Diciembre y dura hasta el 14 de Enero, y para celebrar un buen cumpleaños necesitas una semana de fiesta. Y es que como reconocen los propios rusos se mueren por la buena comida, la alegría, la fiesta y el baile. ¿No te digo yo? Nuestros amigos eslavos cuando vengan a Galicia no marchan más y quedarán aqui de por vida. Ya los estoy viendo, a un grupo de rusos con pulpo, empanadas y una buena laconada delante (y filloas de postre), y con Luar en la tv del bar y les empezarán a caer las lágrimas, pero no de nostalgia sino de alegría.
Visto lo visto, que somos dos pueblos tan próximos, yo ya me he puesto a hacerme con su idioma. Ya sé que DA es sí y NYET, no. Que cuando quieres decir gracias es SPASIBA y adiós DASVIDANYA. Pero a mí la palabra rusa que más me gusta es NASDROVIA que quiere decir ¡salud! cuando levantas la copa de vodka. No sé el porqué pero creo que esta palabra la voy a repetir mucho a lo largo de mi vida.