Las empresas auxiliares del naval integradas en la sociedad mercantil Uninaval y coordinadas por la patronal metalúrgica, Asime, han valorado positivamente la posible entrada de capital en el astillero Hijos de J. Barreras a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
Tal y como se ha anunciado a respecto de la posible financiación a través de fondos de solvencia habilitados por la Comisión Europea, Uninaval considera que la operación sería “razonable” porque “cualquier solución en esa línea es positiva siempre que esas aportaciones se destinen a paliar la precaria situación en la que se encuentran las empresas auxiliares”. Estas compañías recuerdan que están soportando “una deuda ingente que, de no liquidarse en un breve plazo, abocará a la desaparición de varias de las empresas afectadas”.
Las firmas reunidas en Uninaval están pendientes de recibir garantías de cobro del restante 50% de la deuda inicial del crucero ‘Evrima’, tal como “se comprometió el astillero en el acuerdo firmado, puesto que la prenda que finalmente han ofrecido no es sobre el objeto que habían comprometido cuando se negoció y se considera una garantía insuficiente”.
Asimismo, destacan que no se ha cobrado nada de los proyectos Havila y Armas, por lo que la deuda total acumulada asciende a más 20 millones de euros. Por ello, 18 empresas están tramitando demandas judiciales para reclamar el cobro de las cantidades debidas, un procedimiento que, declaran, “entra dentro de la normalidad empresarial ante esta situación y con el que continuaremos mientras no tengamos garantías fehacientes de pago de la deuda, algo que esperamos llegue pronto con una operación de inyección de liquidez por parte de la SEPI o con cualquier otra vía de índole privada”.
Asime y Uninaval han destacado “en tono positivo” la coordinación de las administraciones autonómica y central en este posible proceso de inyección pública, que ven “razonable, teniendo en cuenta que el fondo de solvencia ya se ha utilizado en otros países competidores directos de la industria naval gallega, como son Alemania u Holanda”, aunque destacan también otras posibles vías de inyección económica como la aportación de capital por parte de los propios accionistas.
La prioridad para estas dos entidades pasa por “encontrar una solución a esta situación que está afectando de lleno a la industria auxiliar debido a los problemas que se arrastraban en relación al astillero Barreras y que ahora se han agravado con la llegada del Covid-19 por la dificultad para cerrar nuevos contratos en el actual entorno de inestabilidad internacional”.