Educar para prevenir la violencia de género, educar desde la niñez hasta la adolescencia, educar con un programa nacido en Vigo y que ya conocen en toda Galicia y gran parte de España. Se trata de una empresa viguesa, de nombre Koremi, que trabaja desde 2017 para promover un movimiento social por la igualdad. Pero lejos de las aburridas charlas o conferencias que apenas son capaces de llegar hasta los jóvenes, proponen intervenciones en las que crean música, cortometrajes, versos o murales. El objetivo es el aprendizaje a través del debate para acercarse al problema y ofrecerles herramientas.
«Ya es hora de invertir a largo plazo, si no esto no tiene pinta de cambiar», afirma Lorena Reboredo, directora del grupo Koremi. La responsable del grupo de trabajo, con sede en la calle Cronista Rodríguez Elías, explica la situación real con la que se encuentran. «Los organismos nacionales e internacionales insisten en que sube la violencia de género entre los adolescentes y que los jóvenes no saben identificarla, pero todos los proyectos de intervención sigue siendo charlas, cuando ya sabemos que no funcionan», añade.
Actualmente cuentan con proyectos en desarrollo en diez ciudades, ahora paralizados por la pandemia, y ya han trabajado en todas las provincias gallegas, nunca en Vigo, y en comunidades como Madrid o Cantabria. Estos días están en conversaciones para cerrar trabajos en seis autonomías diferentes a lo largo de 2021. «El proyecto está encantando, ya llevamos un bagaje de varios años y presentamos resultados muy interesantes», añade. En O Porriño, en 2018, desarrollaron proyectos con 319 niños y a lo largo de 2020 tenían previsto, antes de la crisis sanitaria, alcanzar a 1.500 niños de toda España.
Su idea parte de la base de la intervención directa con el menor de edad, trabajando en el propio centro escolar gracias a las colaboraciones con ayuntamientos o comunidades autónomas. Dedicados en un principio a la formación y al ocio educativo, empezaron en 2017 a raíz de una conversación con adolescentes en un campamento. «Se quejaban de cómo los adultos tratamos estos asuntos con ellos, siempre culpándoles y con sermones, desde un Guardia Civil que les habla de los peligros de internet a una psicóloga que les da una charla sobre violencia de género, se quejaban que nadie les escuchaba, ni tenían en cuenta su opinión», apunta Lorena.
Así comenzó un proyecto que ha ido creciendo. Actualmente cuentan con siete proyectos creativos, todos ellos relacionados con el arte (música, cine, arte urbano, teatro…) en los que los jóvenes tienen libertad para decidir el proyecto a realizar. La directora de Koremi explica que en Género Versos crean la letra de un rap y lo musicalizan. También han recibido premios por una grabación realizada con alumnos de O Porriño.
«Nuestro grupo lleva muchos años trabajando en el proyecto Género Educa contra la violencia de género, desde la primera infancia y educación infantil hasta los adultos, realizábamos eventos con adolescentes y a lo largo de estos años nos preocupaban sus opiniones e ideas, sus hábitos sobre violencia de género», indica Lorena. Ahora, en cada grupo trabajan con su especialista en Igualdad y otro en la materia: productor musical, de cine, muralista… «Es muy importante que participen todos, es el formato que más nos gusta», apunta.
Explica que su formato ideal de trabajo son los centros escolares, de manera que también se implique el profesorado, sobre todo con los más pequeños, y buscan la forma de implicar a los adolescentes. «El panorama es muy complejo, tenemos videoconferencias con casi todas las comunidades autónomas y proyectos de intervención educativa hay pocos», dice Lorena.
La confusión y la distancia son los factores que marcan la situación de los adolescentes frente al problema de la violencia. «Están muy confundidos, reciben mucha presión social pero nadie les da herramientas para solucionarlo; los adultos cargamos la culpa en ellos pero no estamos invirtiendo para cambiar esto», añade. Desde Koremi perciben que hay una gran distancia entre su realidad y su visión del problema y la que tienen los adultos. «Hay un distancia abismal», señala.
Lorena Reboredo pone como ejemplo las críticas que reciben los jóvenes por el tipo de música que escuchan o los hábitos sexuales. «Y ellos nos preguntan, quién nos vende esa música, esos anuncios o esos hábitos, somos culpables o víctimas». Considera la responsable del proyecto que no proporcionamos herramientas adecuadas y en cambio se gasta demasiado dinero en otras opciones que no aportan la solución. «Lo que les ofrecemos no les vale, si consultas las cifras que se han gastado este año en publicidad y folletos, en comparación con proyectos educativos, te da la risa», asegura.
Para ello pone como ejemplo una de sus campañas del 25 de noviembre en la que un niño y una niña se preguntaban qué pasaría si en vez de invertir en tantas campañas publicitarias invirtieran en ellos. «Ellos se respondían: seguramente dentro de mucho tiempo no existiría el 25N».