Es el «Xarifa 1927», una goleta de tres palos que deslumbró este viernes a todo aquel que se asomó a las aguas viguesas y observó su majestuosa silueta en el horizonte.
El astillero Rodman Metalships & Docks, con sede en Moaña, está a punto de finalizar la reconstrucción de una de las joyas que navega por los mares de todo el mundo desde hace casi un siglo. La reforma encargada por la empresa Vibrant Shipping & Corp llega a su término y el próximo mes de marzo, el barco estará surcando las aguas del Mediterráneo, probablemente con base de operaciones en Mónaco, donde habitualmente amarra, aunque ese es otro de los secretos mejor guardados por la compañía.
Fuentes de la empresa confirmaron a Vigo Última Hora que en poco más de un mes abandonarán Vigo para comenzar a preparar la temporada de verano. El «Xarifa» ha sido sometido durante el último año y medio a una profunda remodelación, no solo en su interior, sino también en el casco, cubierta, jarcia y velas. Llegó la hora de comprobar que está todo en perfecto estado de revista para su entrega al cliente.
Este viernes, a las nueve de la mañana, salió del astillero moañés y realizó una jornada completa de navegación. Puso proa a Teis, enfiló hacia Cabo Home realizando varios cambios de rumbo y llegó hasta la Costa da Vela, pero poco antes de aproximarse a las islas Ons, sobre las doce del mediodía, regresó al interior de la ría. Tras acercarse a la ensenada de Barra, se dirigió finalmente a Marina Davila, en Bouzas, donde estaba amarrado a primera hora de la tarde. En el puerto deportivo vigués tendrá su base durante los próximos días para las últimas pruebas de navegación. Después, rumbo al Mediterráneo para cumplir el sueño del verdadero propietario, otro de los secretos que se esconden celosamente.
Casi 45 metros de eslora
Con una eslora de 44,90 metros, una manga de 8,55 y un calado de 4,55 metros, el «Xarifa 1927» desplaza 269 toneladas y el casco está construido en chapa de acero remachada. Su cubierta de teka y sus dos camaretas son solo un pequeño detalle de los lujos que oculta en su interior. Salones, comedores y camarotes vetados a solo unos pocos. Ahora con bandera de Panamá, la goleta fue botada en 1927 tras ser construida por el astillero JS White & Co con diseño del arquitecto naval Joseph M. Sope, muy cerca de la Isla de Wight (Reino Unido) en 1927.
Como relataba el periodista Héctor Atienza, especializado en Náutica, el pasado mes de noviembre en «Nauta360», su primer propietario fue Franklin Morse Singer y su primera nombre procede del griego Xarifa, que significa dama encantadora. «Su dueño era hijo del famoso fabricante de máquinas de coser y una de las fortunas de la época, Isaac Merrit Singer. Sin embargo, la madre del armador, la francesa Isabella Eugenie Boyer, sería históricamente todavía más conocida ya que fue la modelo en la que se inspiró el escultor Auguste Bartholdi para fabricar la Estatua de la Libertad», explica Atienza.
Barco de regatas, pesquero, buque científico, plató de cine, con el rodaje de varias películas de Orson Welles, o escenario de grandes fiestas de la «jet-set» monegasca, acabó en manos de la actual empresa hace dos años, que decidió realizar una rehabilitación a fondo. El resultado luce a cientos de metros de distancia y resplandece cuando se puede tocar. Una placa de bronce del astillero original «Samuel White» indica con claridad la nobleza de una goleta que mantiene las clásicas líneas de época con la que fue construida y que por desgracia para los vigueses no volveremos a ver en nuestras aguas en mucho tiempo.