Marcos Míguez Puhinger es un artista gráfico autodidacta nacido en 1977 en Redondela. El apellido Puhinger es una herencia de su abuela materna, que era alemana. La mitad de su vida la ha pasado en Redondela y la otra mitad en la ciudad de Vigo, ciudad que ama y en la que se siente como en casa, y que no piensa abandonar. Cuando era joven no lo dejaron estudiar Bellas Artes y decidió estudiar el bachillerato en el Seminario de Tui, con el proyecto de abrir las puertas a esos estudios artísticos con los que soñaba, pero luego terminó estudiando Delineación y finalmente entró a trabajar en Citroën, donde estuvo unos doce años pasando por diferentes puestos. Hasta que Gigi, su mujer, lo animó a dar el salto decisivo para trabajar como artista profesional.
Las obras de Marcos Puhinger son de estilo hiperrealista y tienen un perfeccionismo extremo que sorprende, tratando de emular a Richard Estes y Ton Eddy, sus referentes. Ha colaborado con diferentes asociaciones sin ánimo de lucro como “Sonríe Caldas” o “ASANOG”, vinculadas con los enfermos de cáncer; con la asociacion “BATA”, para niños con autismo; y con la “Asociación Lápices y Colores”, de ayuda a la infancia, entre otras. Ha realizado diversas exposiciones, algunas de ellas colectivas en Vigo, en Redondela, en Sanxenxo y en Madrid. Es el autor de las portadas de varios discos y ha colaborado en el diseño de diversos stands.
Marcos Puhinger es un gran aficionado al baloncesto, deporte que ha practicado, recuerda con añoranza sus inicios como grafitero en Redondela, habla con pasión de su familia y en particular de Gigi, su pareja, y, además, es muy feliz con su actividad artística, que ha convertido en su trabajo. Hoy ya se puede decir que Marcos Puhinger es un artista cada vez más conocido y valorado por su trabajo, incluso fuera de Galicia. Sin embargo, él sigue siendo la misma persona de siempre, humilde, agradecido, amante de su familia y de Gigi, su pareja, amigo de sus amigos, y cariñoso con sus perros. Sigue practicando el baloncesto cuando tiene oportunidad y disfruta conversando. Nosotros hemos aprovechado para conocer todo lo que hay detrás de esa persona que sigue fiel a sus orígenes y agradecido a quienes le precedieron y le ayudaron, porque queríamos conocer a quién está detrás del artista y cuál es su mundo.
Pregunta.- ¿Es usted es un artista vocacional o terminó dedicándose a esta profesión por casualidades de la vida?
Respuesta.- Soy vocacional. Siempre he pintado desde pequeño. Unos tíos de mi madre eran pintores, en Redondela, donde todo el mundo los conocía porque eran los que hacían los diseños para las alfombras florales. Uno de ellos era Genaro Alonso, que además era el practicante que había en aquellos tiempos. El otro era Manolo Alonso, que era mi padrino. Y otro que también pintaba era Carlos Fosca, uno de los primeros fotógrafos que hubo en Redondela. Siempre me ha gustado dibujar y quería haber estudiado Bellas Artes, pero mi familia no me lo permitió porque decían que era difícil vivir del arte. Decidí ir a l Seminario de Tui porque allí podía hacer el BUP y el COU y entrar en la universidad. Pero luego hice Delineación y entré en Citroën, donde trabajé doce años, hasta que mi pareja me animó a dar el salto a la vida profesional como artista, porque decía que estaba desaprovechando mi capacidad como dibujante.
–¿Es difícil transformar en realidad el sueño de convertirse en artista?
– Sí, en los tiempos que vivimos es difícil.
– ¿Recuerda sus primeros dibujos, quizá alguna anécdota de los comienzos?
– Recuerdo las cartas que escribía a mi viejo, que estaba embarcado y estaba ausente durante dos meses. Cuando yo tenía siete años, por detrás de las cartas que le escribía siempre hacía el dibujo de un barco. Mi padre las fue guardando todas, y al cabo de los años, cuando las vi, yo quedé alucinado con mi sentido de las perspectivas para esa corta edad.
– Muchos artistas tienen mecenas. ¿Usted tiene algún mecenas o alguien que haya confiado ciegamente en su talento y le haya animado?
– Sí. Ya he dicho que mi pareja fue la que me animó a dedicarme a esto y le estoy muy agradecido por apoyarme. Gigi, mi pareja, es mi mecenas anímico, espiritual. Si no fuera por ella no hubiera dado el paso. Ella se encargó de vender la primera obra, el último tercio inferior de un kimono rojo con flores blancas y verdes, viéndose los zapatos de una geisha y con tres crisantemos blancos y rojos en el suelo. Además, también me apoya la familia que tiene la conservera “Ignacio González Montes S.A.”, en Palmeira (A Coruña), que me ha apoyado mucho y que me ha patrocinado la exposición que tuve en Madrid, en “Matadero”; sin su apoyo no hubiera podido preparar esa exposición.
– ¿Cuántos años lleva trabajando como creador artístico?
– Desde que dejé Citroën, aproximadamente desde el 2016.
-¿Le asusta el papel o el lienzo en blanco?
– No. Sólo he tenido dos crisis de horror vacui. Normalmente tomo una fotografía y comienzo a trabajar, pero no encontraba nada que me inspirara. Y me ponía delante del papel y no me salía. Un amigo, Pablo López, me dijo que me olvidara durante unos días, que no lo intentara para no bloquearme. Me relajé durante unos días y después me puse a dibujar de nuevo.
– ¿Por dónde comienza sus obras? ¿Tiene un modelo o una idea preconcebida o deja volar la imaginación a medida que avanza?
– Soy bastante anárquico a la hora de pintar. Si el dibujo es muy grande, a lo mejor sólo dibujo un elemento, una parte. No sigo una pauta. Puedo estar pintando una cara o pintar todo el día el cabello. A las dos horas una oreja. No sigo un trayecto.
-¿Qué soporte y qué formatos utiliza?
– Cuando trabajo con bolígrafo, carboncillo o grafito utilizo papel de muy buena calidad para garantizar la durabilidad de la obra. En acuarela también, a veces con mucha o poca rugosidad según la obra. Si hay mar y rocas, por ejemplo, uso un papel con textura. En acrílico utilizo lienzo y madera.
-¿Cuáles son sus técnicas habituales?
– Acrílico, acuarela y bolígrafos.
-¿Prefiere el color o el blanco y negro?
– Lo estaba pensando el otro día en la ducha. Soy un fanático de la fotografía en blanco y negro. Tiene una potencia tremenda. Pero cuando quieres representar algunas cosas el color es fundamental. Ahora estoy en un punto de mi vida artística que me gusta tanto el blanco y negro como el color. Cincuenta, cincuenta.
– Comenzó dibujando con bolígrafo BIC, lápiz, carboncillo, y también practica la acuarela, el acrílico y otras técnicas pictóricas. ¿Lo siguiente será el abandono del dibujo para dar el paso exclusivo a la pintura?
– El dibujo siempre va a estar debajo de la pintura. Para el tipo de obra que hago yo siempre necesito el dibujo. Quizá haga óleo, pero en un estudio fuera de casa. Mi estudio aquí es cómodo y grande, pero el olor a disolventes no nos viene bien para la salud.
– ¿Siempre hiperrealismo? ¿Nunca pensó en otras modalidades como el abstracto o las técnicas mixtas como el collage?
– El abstracto me gusta disfrutarlo cuando voy a los museos, pero no me veo capacitado para realizarlo. Me gustaría tocar la escultura, no sé si en barro o en qué material, pero sí es una cosa que me encantaría hacer.
– Por término medio, ¿cuánto tiempo le lleva realizar una de sus obras de gran formato?
– El último trabajo que hice, que no se trataba de un gran formato, a bolígrafo y con unos 80 por 40 centímetros, me llevó 185 horas de trabajo. Otro trabajo 160, otro 150 y otro 185 horas. El de la calavera con un pez me llevó 150 horas. Unas manos que están sujetando un vaso de vermut, 165 horas. Un brazo tatuado con un gato chino de la suerte, 185 horas; pero este me gustó tanto que me lo autorregalé de cumpleaños. Yo no tengo prácticamente ninguna obra de mi propiedad. Pero mi mujer sí tiene cuatro originales.
– Una obra hiperrealista tiene un punto final o siempre queda algo pendiente, una raya, una sombra, un punto…, que va descubriendo cuando ya la había dado por terminada.
– Yo nunca doy por terminada una obra aunque la firme. Seguiría trabajando en ella. Siempre puedes darle un toque. Una obra nunca está terminada.
– Sus obras siempre son en gran formato, ¿le resulta incómodo realizarlas en dimensiones más reducidas?
– No. Trabajo todos los formatos. El formato que más me pone es el grande. Prefiero hacer uno grande que uno pequeño. El formato pequeño te limita. Con acuarela, cuanto más grade sea, mejor. La primera vez que vi el Nacimiento de Venus, en el Vaticano, me asombré, no sólo por el tamaño, sino también por la obra. Si tienes una buena pared puedes meter una obra grande y bonita. Prefiero un único cuadro grande que varios pequeños desperdigados. Prefiero la sensación de sentirte pequeño ante un cuadro grande.
– Usted ha decorado muchos establecimientos de hostelería y diferentes locales comerciales. ¿Prefiere el encargo de un tema determinado o dar rienda suelta a su imaginación?
– Yo me adapto. Cuando la gente se pone en contacto conmigo ya sabe el tipo de trabajo que hago. A veces ellos ya tienen una idea preconcebida y, en caso contrario, estudio para qué va destinado el trabajo. Lo mejor es tener carta libre. En “Barrabasada – cocina bastarda” les gustaba el rollo cómic y lo tomé como un reto dibujando a cada uno de ellos a la manera de un cómic. Cuando tengo libertad absoluta hago unos bocetos para que luego tengan dónde elegir. Siempre he llegado al acuerdo sin modificar un boceto. Con libertad absoluta es cuando mejor sale el mural y más contentos quedan los propietarios. Me resulta fácil trabajar con la gente.
– ¿Qué es lo más extraño que le han encargado?
– Algo que me piden mucho y que es complicado es cuando me dan una foto del padre y de la madre por separado y me piden que los junte, pero están los dos en diferentes planos y perspectivas. Eso es difícil explicarlo y resolverlo. Pero lo raro es tener que pintar a alguien que sale recortado en una foto.
– ¿Y cuál ha sido la obra que le ha resultado más difícil?
– Hacía muchísimos años que no hacía un mural, unos quince años, y me temblaban las piernas cuando comencé el mural de María do Carme Krukemberg. Yo fui grafitero en Redondela. En el interior de la fábrica de Regojo abandonada. Éramos tres amigos que empezamos con la música Hip-hop y el graffiti. Yo grafiteaba en las paredes derruidas, pero nunca deteriorábamos puertas, paredes o fuentes que iban a quedar, lo hacíamos sobre algo temporal, para no perjudicar la propiedad de nadie, para no destrozar. Esos destrozos me ponen de muy mal humor. Unos días antes de comenzar el mural de Krukemberg fui a hablar con Ángel Barros, un acreditado pintor redondelano que llegó a ser restaurador del Louvre, y me confirmó que a él también le temblaban las piernas en algunas ocasiones. Y cuando comencé a dar los primeros trazos ya se fueron disipando aquellos nervios. En esa ocasión sí tuve miedo a la pared en blanco. Luego hice otro a su llado, subiendo las escaleras, en otro muro grande, se trata de un marinero remando en una chalupa y un poema de Krukemberg.
– ¿Se ha negado alguna vez a realizar alguna temática determinada?
– He tenido suerte y no ha ocurrido nunca.
– Una parte del artista siempre se queda plasmada en cada obra. ¿El dinero llega a compensar ese vínculo artístico entre el autor y la obra que al venderla pasa a ser propiedad de otros?
– Tengo metido en la cabeza que las obras se van. Pero a veces me duele que se vayan. Pero es parte de mi trabajo. Algo que a mí me gusta y que me encanta es saber que esa parte mía está colgada en la pared de una casa, que recuerda algo o que simplemente agrada. No me quedo huérfano con las obras que vendo porque cada obra va a un hogar donde la van a disfrutar.
– ¿Se ha planteado alguna vez la ilustración de algún libro o la creación de algún cómic?
– Cómic, no, porque no es mi estilo. Libro, sí. Como proyectos tengo un par de libros en mente. Ilustraciones de la ciudad de Vigo. También tengo un proyecto sobre el mundo del mar, sobre las conserveras. También quiero pintar el “Mar de Sergio”, que actualmente es de Albacora y antes de Túnidos Congelados S.A. Se construyó en Barreras y en ese barco se embarcó mi padre cuando se botó en 1984. Estuvo veintitrés años embarcado. Me gustaría reproducir la visión de como sería la vida de mi padre en el mar, los momentos de largar la red, todos los detalles del barco… Será un libro de acuarelas. Será lo que significó para mí ser hijo de un marinero
– El Concello de la ciudad de Vigo lleva unos años promoviendo el embellecimiento de muros y medianeras con obras artísticas en un proyecto denominado “Vigo ciudad de color”. Usted ha realizado el mural dedicado a María Do Carme Kruckemberg en la confluencia de O Roupeiro y la Rúa Rosalía de Castro. ¿Le gustaría pintar algún otro mural? En ese caso, ¿qué tema elegiría?
– A mí me encanta pintar, pero yo prefiero que le den la oportunidad a otros artistas. Tienen que tocar a todos los artista de Vigo para que la gente los conozca. Hay paredes de sobra para que se conozcan sus trabajos.
– Los artistas son personas muy comprometidas. ¿Ha llegado usted a utilizar alguna de sus obras como recurso reivindicativo?
– Que yo recuerde, no. Siempre estoy pensando en hacer una exposición sobre ciertos temas. Pero en los tiempo que corren la gente se oculta detrás de una red social y eso me hace pensar. Además, yo vivo de este trabajo y prefiero que la gente pueda colgar una de mis obras en el salón de su casa, y reconozco que hay temas reivindicativos que poca gente colocaría.
– Un artista hiperrealista observa la realidad con todo detalle. ¿Qué opina del mundo actual en que vivimos?
– Con tres palabras: falta de empatía. En la sociedad hay una falta de empatía muy grande con los problemas de los demás. Estamos perdiendo lo que nos caracteriza como humanos. Hay mucha gente que no es así, pero cuando enciendes la televisión y ponen el telediario se te quita las ganas de comer. A veces cerramos los ojos frente a lo que no nos gusta, hay falta de empatía.
-¿Cuál es su opinión sobre la situación política actual en España y en el mundo?
– De política no controlo mucho. De España me viene a la cabeza la confrontación. Antes había otro tipo de políticos. Ahora van al congreso a practicar el “y tú, más”. Existe confrontación y los partidos se aprovechan de los bulos. No respetan la confianza del pueblo. El fundamento de la democracia es saber perder, no estar buscando debajo de la servilleta si hay algo de lo que tirar. Aprovechan las falsedades de las redes. Por eso no me gusta hablar de política. No sé nada de política, pero esto es lo que pienso como ciudadano.
– Si tuviera que representar España en una de sus obras, ¿qué imagen o imágenes utilizaría?
– ¿Cómo la representarla ahora mismo? Pues la verdad, como un espejo roto en el que cada uno tiene su trocito. Veo mucha confrontación. Vería España como un cristal roto, pero no quiero decir con eso que España esté rota, sino que hay muchas visiones diferentes, cada uno tiene la suya.
– ¿A qué político español actual le gustaría retratar?
– Si te digo la verdad, no lo sé. No tengo ningún político con el que me sienta cómodo. Te digo la verdad, no pintaría a ninguno.
-¿A qué personaje de la historia mundial le hubiera gustado retratar?
– Michael Jordan (sin dudarlo). Yo he jugado al baloncesto desde pequeño y él hizo que la NBA explotara en Estados Unidos y en el resto del mundo. Admiro su mecánica de trabajo, considerando que lo único que te lleva al éxito es el trabajo. Michael Jordan significó mucho en el baloncesto y en el deporte. Fue elegido mejor atleta del siglo XX. Cuando él cogía el balón sabías que iba a ocurrir algo importante. Me hubiera gustado pintarlo.
– Usted ya ha expuesto en su Redondela natal, en Vigo, en Sanxenxo y en Madrid. ¿Se ha planteado hacer exposiciones en otras ciudades españolas, en Barcelona, en Sevilla, en Bilbao…?
– Me da igual exponer donde sea, siempre que me guste el espacio y el entorno. Me encantaría exponer en Portugal, donde se valora mucho el arte y la cultura.
– Cuáles son sus proyectos de futuro? ¿Se ha planteado dar el salto al extranjero: Portugal, Francia, Inglaterra, Estados Unidos…?
– Ahora mismo estoy con dos encargos y también estoy negociando tres murales grandes. Y estoy preparando una exposición para 2023 con obras realizadas con bolígrafos Bic de colores. Pero no me planteo marchar de Vigo. En Vigo me siento en casa.
-¿A qué dedica su tiempo libre un artista? ¿Siempre tiene la mente creativa o a veces descansa?
– Descansa, pero mis ojos y mi cerebro están pensando lo que puedo hacer. Tengo a mis dos perros, que considero parte de mi familia, y cuando los saco de paseo vuelvo después para casa relajado. Pero siempre llevo el teléfono y hago fotos de aquello que me resulta interesante para pintar. La cabeza siempre está trabajando.
– Si tuviera que realizar la última obra de su vida, ¿qué tema o qué personaje elegiría?
– Como tema supongo que sería un autorretrato para ver quién está sentado delante de mí. Retratarme yo para ver quién está enfrente. Eso haría.