Y tras 94 minutos predicando en el desierto, sin nada que rescatar, ni ofrecer un nivel mínimo de calidad para ganar… el Celta estuvo por una vez afortunado. El colombiano Murillo se elevó sobre toda la defensa y cabeceó a la red el último balón del partido. No había más tiempo, tampoco fue justo, pero el equipo vigués salvó un punto agónico cuando menos lo merecía. El empate, por la forma, supone un paso adelante para seguir sumando e impedir que un rival por la permanencia huya del pozo.
Fue un partido feo, sin fútbol, aburrido, con constantes faltas, parones, sin ocasiones. Un dolor de corazón para los amantes de este deporte. Poco o nada que rescatar de un choque en el que el Valladolid logró lo que quería, dormir el partido y anular el juego que pretendía poner sobre el césped su rival. Enfrente no hubo respuesta de ningún tipo. Nada que salvar en el Celta.
Y eso que el choque comenzó acelerado, rápido, intenso, demasiado para lo que quería el equipo local. Era como una prueba de 100 metros lisos, sin pausa ni tiempo para tomarse un segundo de respiro. Dominó el Celta desde el principio, pero el Valladolid mantuvo el tipo a base de presión alta y también alguna patada a destiempo. La primera ocasión fue para los de Pucela tras una pérdida de las ya habituales en la medular. Por fortuna, Rubén aguantó.
No fue una buena primera parte para los vigueses. Con Solari y Brais a pierna cambiada, apenas hubo recursos para superar la intensidad visitante. Solo Hugo Mallo logró desbordar por su banda y conectar varios centros, pero Santo Mina no acertó con el último movimiento de desmarque para conectar en boca de gol.
El sopor generalizado continuó en la segunda parte. Ausencia de ocasiones y con ambas defensas superiores a las delanteras. El Valladolid consiguió adormecer el ataque del Celta hasta el punto de que Coudet decidió retirar a Denis y Solari para dar la alternativa a Holsgrove y Baeza.
Sin fluidez en el juego, la única forma de llegar con peligro fue a balón parado. Aspas lanzó a la cruceta un libre directo tras falta y tarjeta a Olaza por codazo a Mina. También tuvo la suya el Valladolid, con un remate de Óscar Plano que se fue rozando el palo.
En la siguiente ya no hubo solución. El contragolpe conducido por Roque Mesa acabó con un disparo de Weissman que Rubén Blanco rechazó a los pies de Orellana. El excéltico no perdonó. El Chacho buscó soluciones en el banquillo y recurrió a Ferreyra. Retiró un lateral, Aarón, y situó a Baeza en su puesto.
La respuesta fue nula, ni una sola ocasión, absolutamente nada que comentar de un tramo final deplorable, en la línea del partido. Cuando todo apuntaba a derrota, llegó Murillo para cabecear a la red y salvar un punto. Próximo domingo (14:00 horas), en Huesca, se probará la capacidad de reacción céltica.
Celta: Rubén Blanco; Aarón Martín (min.75, Ferreyra), Jeison Murillo, Nestor Araújo (min.66, Aidoo), Hugo Mallo; Renato Tapia; Brais Méndez (min.56, Holsgrove), Denis Suárez, Augusto Solari (min.56, Baeza); Iago Aspas y Santi Mina.
Valladolid: Roberto, Janko (min.79, El Yamiq), Bruno, Joaquín, Olaza, Óscar Plano, Roque Mesa, Alcaraz, Orellana, Weissman (min.79, Pérez) y Sergi Guardiola (min.82 , Kodro).
Goles: 0-1, min.70: Orellana, a placer tras rechace de Rubén a disparo de Weissman. 1-1, min.90+3: Murillo cabecea la red un libre indirecto.
Árbitro: Medié Jiménez (Colegio Catalán). Mostró cartulinas amarillas a Weissman, Tapia, Guardiola, Olaza, Aidoo y El Yamiq.
Incidencias: Jornada 25 de La Liga disputada en el Estadio Municipal de Balaídos.